Luego de su exposición en la comisión de Presupuesto en representación de la Corriente Federal de Trabajadores, en el marco del debate del acuerdo con el FMI en el Congreso de la Nación, el dirigente Héctor Amichetti dialogó con INFOCIELO sobre la política antiinflacionaria del Gobierno nacional y la interna del Frente de Todos, que esta semana se expresó además en la asunción del kirchnerista Francsico Abel Furlán a la conducción de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
Reelecto como secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense, el “gringo” Amichetti ya es una referencia del mundo sindical y político, junto al bancario y diputado oficalista, Sergio Palazo. Durante el debate por el acuerdo con el FMI, remarcó la situación social del país, que calificó de “emergencia alimentaria”, y planteó nuevos lineamientos de política interna de cara a lo que será la aprobación del entendimiento por parte del directorio del organismo de crédito; los cuales especificó para este medio.
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En esa dirección, sobre la guerra contra la inflación anunciada por Alberto Fernández, indicó que la suba de dos puntos de las retenciones a la harina y el aceite de soja son “una medida mínima” y pidió “avanzar mucho más en el blanqueo de los costos”. A su criterio, “el acuerdo con el Fondo no va a moderar la inflación”, ya que se trata de un tema de política interna que el Gobierno debiera enfrentar de modo más firme: “Hay cosas que no se van a resolver por acuerdos”, señaló.
Por último, se refirió al desplazamiento del histórico dirigente de la UOM, Antonio Caló, de la conducción del importante gremio, en manos del kirchnerista Francisco Abel Furlán, y afirmó: “Me parece auspicioso que la UOM empiece a jugar un papel importante dentro la CGT”.
¿Cómo ven los anuncios del presidente Alberto Fernández respecto de la guerra contra la inflación?
–Nosotros pusimos el eje en que no hay posibilidad ni perspectiva de crecimiento, si no hay una recuperación del poder adquisitivo: de los salarios, las jubilaciones y las asignaciones, en principio, hasta que se genere más laburo.
Planteamos algunas cuestiones más de fondo, que tienen que ver con un enfrentamiento más abierto a estos sectores formadores de precios. Se avanza, pero tímidamente; estos dos puntos de retenciones a grupos económicos que con precios internacionales están haciendo un negocio fabuloso, es una medida mínima. Habría que avanzar mucho más.
También fue planteado que hay que entrar más en las estructuras de costos, sobre todo en los sectores de insumos difundidos. Nosotros lo vivimos en casi todas las ramas de las actividades, donde hay mucha concentración monopólica u oligopólica, donde se ponen de acuerdo y fijan los precios de los insumos. Y después las PyMEs y los pequeños industriales quedan como jamón del sándwich.
Entonces, controlamos los precios en los supermercados, pero si no controlamos los aumentos del acero, el aluminio, en productos químicos, el papel en el caso de la gráfica, no resolvemos el problema. Hay que avanzar mucho más en el blanqueo de los costos.
Por otro lado, apuntamos a que se controle la evasión y ahí entramos en el tema del comercio exterior. No es solamente poner las retenciones sino, a su vez, controlar lo que se exporta. Está claro que ahí el Estado está muy débil y no tiene control sobre lo que sale, desde el Río Paraná hasta los minerales que salen de las provincias cordilleranas hacia el Pacífico.
El gobierno tiene el desafío enorme de controlar la inflación, pero no veo todavía una vocación de ir a fondo frente a estos grupos que lo único que piensan es cómo aumentan sus beneficios. Y ahí en las mesas de diálogo es muy difícil encontrar un punto de coincidencia. Eso se ve reflejado en que el Gobierno por ahí toma algunas medidas, como pasó con la carne, o como va a tener resistencia ahora con las retenciones. Fijate que se ha armado un bloque muy fuerte en rechazo, con amenazas en la Justicia y demás.
Es decir, lo que implica es que hay cosas que no se van a resolver por acuerdos, por diálogo; va a ver que actuar con un Estado más fortalecido, tomando decisiones mucho más firmes. Y nosotros creemos en el peso del protagonismo popular, de las movilizaciones acompañando al Gobierno. Pero de esta manera vemos como que somos actores pasivos. Recibimos los efectos de la inflación, acompañamos con mesura las discusiones paritarias, creemos que le vamos a ganar dos o tres puntos a la inflación y nos encontramos ahora hacia el final de la mayoría de las paritarias que estamos perdiendo. Firmamos 50% o 52% y la inflación va a ser superior a eso.
Entonces, me parece que habría que utilizar toda esa voluntad y esa fuerza para recuperar el poder adquisitivo de las familias trabajadoras, acompañando decisiones mucho más a fondo de parte del Gobierno.
–Lo primero que dijo Alberto Fernández durante su anuncio de la guerra contra la inflación, es que el acuerdo con el FMI era el primer paso para combatirla. ¿Creen que el acuerdo con el Fondo tiene como objetivo el combate a la inflación y va a servir en ese sentido?
–No, porque en definitiva el acuerdo lo que puede servirle al Gobierno es para un desahogo en lo que pueden ser los desembolsos para pagarle al Fondo. Pero todo lo demás… Si nosotros decimos que el origen de la inflación es multicausal, ¿se supone que no emitimos moneda y alguna vez vamos a controlar la inflación? La emisión puede tener incidencia, pero el problema que nosotros estamos sufriendo ahora no es por la emisión monetaria, es porque los principales exportadores tienen buenos precios internacionales y si fuera por ellos, exportan todo.
Entonces, ahí el acuerdo con el Fondo no incide en lo más mínimo, eso depende de las políticas internas de nuestro Gobierno: hasta dónde podemos avanzar en controlar los cupos internos a precios razonables, todo lo que se maneja en moneda nacional que no sea traspasado automáticamente a los valores en dólares, y actuar sobre los formadores de precios, que es un tema muy serio. El acuerdo con el Fondo no va moderar la inflación, eso es un tema de política interna.
–El Gobierno parece tambaleante en su política antiinflacionaria, y a la vez pareciera que la interna dentro del Frente de Todos dificulta la construcción de un armado para enfrentar la especulación en los precios. ¿Cómo se trabajaría en esa dirección?
–Esas tensiones que hay en el Frente de Todos es necesario resolverlas. Porque es muy difícil ordenar lo que es la participación popular, acompañando políticas de gobierno, si no se resuelve al nivel de la conducción del gobierno que hoy está en el Frente de Todos. El FdT son distintos grupos; entonces, no lo puede resolver con esta idea de que somos un sistema presidencialista, y el presidente tiene todas las facultades. Esta es una coalición que se conformó con un peso político muy fuerte de Cristina, desde el punto de vista electoral. Su sector hoy es crítico de políticas del presidente y él cree que tiene las facultades para tomar sus decisiones con sus ministros. Ahí hay un problema de conducción política, que solo se resuelve con un criterio de institucionalización del Frente.
Es decir que todo esto que hoy se percibe o se expresa como diferencias, debe ser canalizada a través de la construcción de una mesa de conducción, donde tiene que estar el sector mayoritario del Frente con los ministerios y el presidente, y debatir los problemas que tiene el pueblo. No tengo dudas de que el problema de la inflación lo quieren resolver todos, pero el problema es la manera de resolverlo; para eso hay que discutir y tratar de encontrar un camino que tenga resultados.
–En su exposición en la comisión de Presupuesto durante el debate por el acuerdo con el FMI, entendí que se mostró a favor de aprobar el proyecto pero luego los diputados de su espacio se abstuvieron. ¿Qué pasó en el medio?
–No, en ningún momento dijimos que estábamos a favor del acuerdo. Lo que planteamos es la discusión que si a nosotros el Fondo nos pone como condición que debemos achicar el déficit fiscal, no podemos emitir, que tenemos que sacar los subsidios, lo que hay que discutir como eje central no es la cuestión del acuerdo con el Fondo sino qué políticas nosotros tenemos para poder sacar la plata, que en definitiva es la que se le va a pagar al Fondo, de los sectores que realmente se beneficiaron con esa política. Nuestros diputados tenían la posición de la abstención desde un principio.
Lo que dijimos es que si nos enredábamos en quiénes votan a favor y quiénes en contra, quedamos en esto que está pasando ahora, y no pegamos el salto a discutir las políticas que debe aplicar el gobierno y no dependen del Fondo.
El Fondo no determina, por ejemplo, de que nosotros no podamos controlar las exportaciones desde una política estatal, que no podamos manejar el Río Paraná, que no podamos reformar el sistema financiero; eso no lo impide el Fondo, depende de la política del gobierno.
Entonces, en la exposición pusimos como eje eso. Sabíamos que había una oposición que era responsable de la deuda, que es la que votó a favor; hubo otros diputados, inclusive del Frente de Todos que votaron a favor y que también en algún momento tuvieron responsabilidades para que se habilitara el endeudamiento externo, los que acompañaron el pago a los fondos buitres, están representados en este gobierno.
El problema está en que es muy difícil acompañar desde la organización popular cuando hay una dirección que está enredada en una discusión que ni siquiera nosotros formamos parte. Parece que es una discusión pública pero que no aborda los grandes temas, se centra en que si el gobierno estuvo a favor u otro sector en contra. Eso no tiene salida.
–Respecto al desplazamiento de Antonio Caló de la UOM y la asunción de Abel Furlán, que se vivió como parte de la interna del Frente de Todos. ¿Qué reflexión hace?
–Abel Furlán es un gran compañero nuestro. Desde el 2014, trabajamos desde el punto de vista sindical en la creación de la Corriente, Político Sindical, que fue un antecedente de la Corriente Federal de los Trabajadores, con una consecuencia muy fuerte desde el punto de vista político. Él asumió como diputado nacional en 2015, y le tocó su mandato durante todo el periodo macrista. Me consta que muchos colaboraron en ese momento para que se dividiera ese bloque de oposición, y él mantuvo una posición muy consecuente, respetuosa y ligada a Cristina, como referente del espacio.
Como secretario gremial ha hecho un trabajo fenomenal con las regionales de las distintas seccionales de la UOM. Y no ha planteado en ningún momento una cuestión de rupturas ni siquiera internas dentro de la UOM. Lo que se ha dado es un ejemplo, que tiene un antecedente que en muchas seccionales de la UOM ha habido renovación y ha habido mucha juventud que ha avanzado. Y se ha reflejado lo que piensan las bases del gremio, porque esos congresales que se expresaron más a favor de Abel Furlán que de Antonio Caló, es producto de una realidad concreta y de confianza que genera un dirigente.
Me parece muy importante y muy valioso que el compañero Furlán esté al frente de la UOM; que eso haya surgido no por una cuestión de arreglos entre dirigentes sino por una voluntad de las bases del gremio, a través de los congresales; y que eso se haya producido sin que haya una ruptura del gremio.
Tengo mucha expectativa de que la UOM, como gremio industrial muy poderoso, pueda en esta nueva etapa incidir para mejorar todo lo que es el accionar del movimiento obrero organizado que, a veces, es medio vacilante.
–¿Se pueden esperar ahora movimientos dentro de la CGT?
–En la CGT se priorizó la unidad producto, en principio, de la situación crítica que se vive porque no hay recuperación de los salarios. Hay muchos dirigentes que no quieren que vuelva la derecha porque su intención es barrer con derechos laborales. Dentro de esa unidad, no se saldan las diferencias.
Hay gremios muy poderosos desde el punto de vista numérico que tienen una concepción sindical, que la demostraron en la época del macrismo donde costaba que se pusieran al frente para movilizar y llamar a un paro. Hoy eso de alguna manera se empieza a expresar dentro de la CGT. Fijate que la marcha con el tema de la reforma de la Justicia, participó un sector de la CGT. Por ejemplo, el Frente Sindical, la Corriente Federal convocaron.
Me parece auspicioso que la UOM empiece a jugar un papel importante dentro de esa realidad de la CGT, porque entendemos que es fundamental que el movimiento de trabajadores y los movimientos sociales tengan un papel protagónico para enfrentar a los grupos de poder económico. Se recuperó el Gobierno, pero el poder de los sectores corporativos sigue intacto. Por lo tanto, el tener una elección que cambió de Gobierno, no cambia la lucha contra esos factores de poder.
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