El diputado libertario José Luis Espert, experto en camuflar odio con supuesta transparencia moral, volvió a dejar en evidencia su miseria discursiva en la Universidad Católica Argentina (UCA), donde participaba de un simposio de comunicación política.
Lo que debía ser un intercambio de ideas se transformó en un bochorno con olor a resentimiento cloacal, cuando el economista devenido en diputado no encontró mejor recurso que vomitar un exabrupto contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El odio como bandera
Desde el atril, y con esa arrogancia impostada de quien se cree impoluto mientras arrastra un prontuario ético lleno de cadáveres políticos en el placard, Espert relató que en el año 2012 le dijo a Florencia Kirchner, hija de la exmandataria: “¿Cómo no vas a estar amargada si sos hija de una gran puta?”. El nivel de bajeza fue tal que una parte del auditorio reaccionó con abucheos, dejando en claro que no todos estaban dispuestos a celebrar la basura como si fuera valentía.
Lejos de retractarse o siquiera medir el impacto de su brutalidad, Espert redobló la apuesta con otra chicana barata, buscando el aplauso fácil de quienes confunden la provocación con el coraje.
Una parte del público le festejó la frase (dijo el remanido “chorra” a CFK), como quien celebra al bufón que grita en medio del incendio, mientras la otra mitad continuaba repudiando sus dichos y le exigía que se retirara del recinto, hartos de su patetismo discursivo.
En lugar de hacerse cargo del escándalo que él mismo había desatado, el diputado ensayó otra de sus frases prearmadas con tono de adolescente enojado: “No sabía que estaba lleno de kukas”, como si eso explicara o justificara su violencia verbal.
Este 11 y 12 de junio se había anunciado que se llevaría a cabo en lq Pontificia Universidad Católica Argentina de la Ciudad de Buenos Aires el evento que “reúne a los mejores exponentes de la comunicación política y expertos en campañas electorales”.
Se invitaba a vivir “2 días intensos de capacitación y entrenamiento donde más de 60 conferencistas de diferentes países de Iberoamérica transmitirán sus casos más exitosos y otorgarán nuevos enfoques y contenidos a los participantes“. Uno de esos “mejores exponentes” era Espert.
Así, fiel a su estilo de sembrador de odio, redujo un espacio académico a una mera trinchera de insultos y descalificaciones.
Una retirada vergonzosa
El simposio, previsiblemente, no pudo continuar. Y Espert, fiel a su cobardía habitual, se retiró por una puerta trasera y escoltado por seguridad. Ni siquiera tuvo el coraje de enfrentar el repudio que él mismo se ganó a fuerza de escupir barbaridades.
Una vez más, José Luis Espert se exhibe como lo que verdaderamente es: un personaje tóxico, que confunde la brutalidad con franqueza, la ofensa con honestidad, y la violencia con coherencia. Un profeta del castigo ajeno que se jacta de su supuesto decoro mientras se hunde cada vez más en su propio barro moral.