Los gremios docentes se han posicionado en el imaginario público como una fuente de resistencia a todos los cambios que se buscan implementar en la educación argentina. Una parte de la sociedad -alimentada por discursos políticos partidarios- los señala como chivo expiatorio frente a todos y cada uno de los problemas que se dan en las aulas. La suspensión de las clases presenciales, dictada como medida para combatir los contagios de coronavirus, no fue la excepción.
Mario Oporto fue Director General de Cultura y Educación durante el Gobierno de Daniel Scioli. Por su rol, fue interlocutor permanente de los sindicatos y hoy, como Secretario General del Consejo Federal de Educación tiene una mirada cercana y analítica sobre el debate en torno a la presencialidad.
TE PUEDE INTERESAR
Consultado en Lado P, el ciclo político de INFOCIELO, sobre ambos temas, reflexionó sobre lo que consideró la “imagen pública” que dan los gremios.
“Yo conozco mucho a los gremios, los conozco muy bien. Creo que aparte de ser honestos, son gente que, en su inmensa mayoría, tiene mucha experiencia educativa y saben mucho de educación”, ensayó Oporto, quien consideró que los sindicatos “han quedado entrampados públicamente en una situación de resistencia”.
Los gremios docentes, ¿parte del problema o parte de la solución?
“Parecería que cada vez que hay un tema sobre la mesa les cuesta coincidir y les cuesta construir sobre eso. Me da pena que tengan esa reacción que implica una imagen pública porque, conociéndolos, sé de su preocupación por los chicos, por la educación, que son buenos profesionales, que hay pasado por la escuela y tienen una gran práctica y una gran mirada”, fue la primera conclusión a la que arribó.
Oporto apuntó al contexto en el que se dan los debates y en el que se construyen esos imaginarios. Por eso señaló la “heterogeneidad” de la educación en la Argentina, que contiene dos “miradas” que deberían complementarse.
“Sé que la educación argentina es tan heterogénea que a veces algunos miran más a los excluidos, a los más empobrecidos o con mayor dificultad, y su preocupación es la inclusión. Otros miran la vanguardia educativa, la calidad, la excelencia, y sentimos que estamos lejos del futuro. Hay que unir esas dos cosas”, opinó.
TE PUEDE INTERESAR