El represor y genocida Miguel Etchecolatz, quien falleció hoy a los 93 años en cárcel común, fue protagonista de los crímenes más terroríficos de la última dictadura militar, pero también de varios episodios posteriores en los que quiso ostentar su impunidad.
Uno de ellos fue en el año 2018 cuando le envió una carta a la entonces gobernadora María Eugenia Vidal para ser reincorporado a la Policía bonaerense, fuerza a la que pertenecía hasta un año antes en calidad de “jubilado”.
TE PUEDE INTERESAR
En el escrito que le envió, el genocida que ya tenía seis condenas a perpetua por delitos de lesa humanidad en su haber, pidió al Ejecutivo provincial que se le anulara su exoneración por “prescripción” y hasta llegó a preguntar “qué acciones he realizado para ser encuadrado en las supuestas faltas atribuidas”.
“En el año 2017 tomamos la decisión de exonerar a Miguel Etchecolatz. En el Ministerio de Seguridad recibimos su solicitud para retornar a la Policía de la Provincia, solicitud que ya fue rechazada”, aclaró el entonces ministro del área, Cristian Ritondo.
Etchecolatz, que operaba durante la gestión de facto de Ramón Camps, fue encargado de comandar al menos 21 centros clandestinos de detención y tortura en la Provincia y fue acusado en sendas ocasiones por delitos sexuales, robo de bebés, secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones.
El pasado 13 de mayo, los jueces federales Andrés Basso, José Michilini y Alejandro Esmoris condenaron los delitos de privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos y homicidios cometidos contra Jorge Julio López, Norberto Rodas, Alejandro Emilio Sánchez, Patricia Dell Orto, Francisco López Muntaner, Efraim Guillermo Cano y Ambrosio De Marco.
Además, el represor se murió sin dar respuesta sobre el paradero de Clara Anahí Mariani Teruggi, una niña que fue secuestrada de “la casa de los conejos” en La Plata luego de un operativo al mando de él en el que fue asesinada la madre de la chica, Diana Teruggi.
TE PUEDE INTERESAR