Javier Milei volvió a la Argentina este viernes por la mañana con las manos vacías: sin foto, sin reunión y sin respaldo público de Donald Trump, en quien había depositado gran parte de sus expectativas. Aterrizó en un país convulsionado por una nueva sacudida de los mercados financieros, con el riesgo país en alza, el dólar disparado y acciones argentinas desplomándose en Wall Street.
El viaje relámpago del presidente a Estados Unidos, acompañado por Karina Milei, el canciller Gerardo Werthein y el ministro de Economía, Luis Caputo, tuvo como único resultado visible la recepción de un premio en la gala “American Patriots” organizada por Make America Clean Again (MACA). El principal objetivo, la foto con el líder republicano, nunca llegó. Mientras tanto, en Buenos Aires, los operadores financieros reaccionaban con temor a los anuncios de Trump sobre nuevos aranceles a las importaciones globales, sin excepciones ni privilegios para Argentina.
El costo local de un viaje sin frutos
La situación económica local se deterioró aún más: el riesgo país trepó hasta los 925 puntos básicos, las acciones argentinas en Nueva York cayeron hasta un 10% y el tipo de cambio volvió a escalar. La Casa Rosada no consiguió disimular el vacío diplomático con una narrativa convincente. Desde el propio oficialismo, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, intentó relativizar el traspié: “No estaba previsto especialmente un encuentro con Trump”, aseguró, en una frase que contrastó con el tono celebratorio que se buscó imprimir al viaje.
En su discurso desde Mar-a-Lago, Milei repitió conceptos ya escuchados, aunque sumó un dato relevante: su gobierno ya cumplió “nueve de los 16 requerimientos” para readecuar la normativa nacional a las exigencias del TIFA (Acuerdo Marco de Comercio e Inversión) y mitigar así el impacto de los nuevos aranceles. “Nuestra agenda de reformas continúa porque nuestro objetivo es ser el país más libre del mundo”, dijo el mandatario, en línea con su narrativa ideológica, aunque cada vez más alejado de beneficios concretos.
La coordinación de esta agenda quedó en manos del canciller Werthein y del secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, quienes dialogaron sobre los pasos a seguir para evitar mayores daños a las exportaciones argentinas. Pero ni siquiera esta subordinación normativa fue suficiente para obtener un gesto político por parte de Trump.
Aunque Milei intentó mostrar convicción y optimismo, el saldo del viaje fue deficitario. No hubo respaldo simbólico, ni declaración conjunta, ni foto compartida. Lo único que quedó fue una estampa de gala, un discurso forzado y un país que, a su regreso, sigue ardiendo en incertidumbre económica.