Este martes, el presidente Javier Milei se reunió en la Casa Rosada con un grupo de diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) para asegurar el veto presidencial contra la reforma jubilatoria impulsada por la oposición. El encuentro resultó en una fractura dentro del partido radical, debilitando sus esfuerzos para insistir con la ley que buscaba aumentar los haberes jubilatorios.
Ante la posibilidad de que la oposición obtuviera los votos necesarios para rechazar el veto, el gobierno de Milei se movilizó rápidamente, activando contactos con los gobernadores para presionar a sus diputados, con un enfoque particular en el radicalismo. Como resultado, entre 8 y 10 votos clave del bloque radical se desmoronaron, lo que permitiría al oficialismo mantener la impugnación presidencial.
En una fotografía que resonó en los medios, Milei se mostró junto a los diputados radicales Martín Arjol, Luis Picat, José Federico Tournier, Mariano Campero y Pablo Cervi. Esta imagen confirmó los temores de la oposición: varios diputados radicales, que inicialmente apoyaban la insistencia, cambiaron de postura, dejando al bloque al borde de la ruptura y sirviendo en bandeja el veto a la reforma jubilatoria para el Gobierno Nacional.
La UCR, que en junio había logrado unir a su bloque en torno a la reforma, ahora se enfrenta a una realidad distinta, donde su unidad se ve amenazada todos los días frente a la presión del oficialismo.
La UCR, un bloque al borde del colapso
Los diputados radicales que cambiaron de posición fueron clave en esta ruptura interna. Mariano Campero, cercano a Patricia Bullrich, fue uno de los principales nexos con el gobierno de Milei y trabajó para reunir a otros radicales. Luis Picat, un productor cordobés, y Pablo Cervi, empresario frutícola de Neuquén, justificaron su giro citando la necesidad de preservar el equilibrio fiscal. José Federico Tournier, liberal correntino, es señalado por sus colegas como un “pro Milei”, mientras que Martín Arjol de Misiones también optó por alinearse con el oficialismo, tras reconocer errores en la estrategia opositora.
Roxana Reyes, de Santa Cruz, aunque no participó de la reunión en Casa Rosada, también está evaluando acompañar el veto presidencial, destacando la posibilidad de una alianza electoral con los libertarios. Francisco Monti, por su parte, aún no definió su voto, pero tampoco descarta apoyar el veto.
Esta fractura dentro del radicalismo complica los esfuerzos de la oposición para avanzar con la reforma previsional, al tiempo que consolida el poder del oficialismo. Con la UCR dividida y la presión de la Casa Rosada, el veto presidencial parece cada vez más inquebrantable.
Por su parte, Campero, fue uno de los pocos que hizo público su cambio de decisión. Mediante un posteo en redes sociales expresó: “Por un lado, el Gobierno traza un plan económico y tiene como principal objetivo bajar la inflación y generar equilibrio fiscal. En el Congreso, Unión por la Patria, o sea el kirchnerismo, incluso también con algunos bloques dialoguistas, permanentemente, con cuestiones muy nobles como jubilaciones y universidades, pero que en el fondo tienen un objetivo escondido que es el de golpear el plan económico moviendo uno o dos puntos del PBI.
Mañana, clima tenso en el Congreso
Además de las divisiones internas, la movilización en las afueras del Congreso Nacional intensificará las tensiones. Durante la sesión en que se discutirá el veto presidencial, se espera una marcha masiva contra la decisión de Milei, encabezada por jubilados autoconvocados, organizaciones sociales, agrupaciones de izquierda, la CGT, y figuras políticas de la oposición como Axel Kicillof, Gobernador de la provincia de Buenos Aires, que se perfila como el principal líder político de la oposición.
Hace ya varios miércoles que jubilados autoconvocados, acompañados por algunas agrupaciones sociales y políticas se movilizan frente al Congreso Nacional en rechazo a la decisión del Gobierno. Las últimas dos marchas en particular, finalizaron con enfrentamientos con la policía, empujones, golpes de palo e incluso gases lacrimógenos.
Si bien el objetivo es una protesta pacífica, la ministra de seguridad, Patricia Bullrich, tiene planeado aplicar el protocolo anti piquetes, preparado para desalojar cualquier tipo de congregación que “altere el orden público”. Cabe recordar, que hace algunos días, la ministra puso en funcionamiento un nuevo Comando, que tiene como “objetivo específico de ejecutar tareas destinadas a la prevención y control del orden en los enclaves productivos del país”, conformado por las cuatro fuerzas federales.