Transcurrida más de una semana desde las elecciones generales, y a falta de dos semanas para la segunda vuelta presidencial, o balotaje, el aparato del peronismo parece remolonear. La campaña electoral se circunscribe a las pantallas de televisión; abandonó los carteles, los murales, los pasacalles y los timbreos. Ambos candidatos parecen hoy desprovistos de lo más elemental: militancia, aparato. Para Javier Milei, que encabeza una fuerza nueva y superestructural, no es nada nuevo.
A Unión por la Patria le pasó algo parecido en las elecciones primarias y lo pagó caro. Sergio Massa, el candidato a presidente, quedó tercero y por un buen rato cundió un peligroso desánimo. Por entonces, la explicación a la falta de entusiasmo militante por Massa se traducía en una expresión lapidaria: “Parecen vecinalistas”, se alarmaban observadores interesados.
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Es verdad: era un escenario excepcional. El territorio bonaerense, incluso en los distritos peronistas, estaba cruzado por internas y otros peligros. Asegurar los municipios fue la tarea primordial que se asignaron los intendentes, que repitieron objetivo en las generales. Ese tiempo ya pasó.
Hoy, las razones son más resbalosas. Casi excusas. Algunos intendentes todavía cuentan votos. Otros preparan transiciones. Muchos están descansando, incluso de vacaciones. Hay honrosas excepciones. Axel Kicillof encarna una. El Gobernador dijo una y mil veces que gobierna como hace campaña. La única diferencia es que hace “un poco más de medios”, según explicó.
Esa puede ser una de las razones. La otra es la comprensión cabal de que si Javier Milei es Presidente, su gobierno estará destinado al fracaso. Sin coparticipación, sin obras, sin asistencia del Tesoro, ¿puede alguien siquiera soñar en mantener una provincia como Buenos Aires a flote? “Si yo voy a pedir coparticipación y me vuelvo con una motosierra…”, reflexionó durante la entrevista que concedió a INFOCIELO antes de la elección del 22.
Ese razonamiento aplica para la mayoría de los intendentes -y no sólo los oficialistas-. Pero no todos parecen tenerlo tan claro. Acá entra a tallar otra vez Kicillof, que viene convocándolos, uno por uno, para ponerlos en línea. Como si hiciera falta.
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