Como cada 24 de abril se conmemora y recuerda a las víctimas del Genocidio Armenio, el primero del siglo XX, que se llevó entre 1915 y 1923, y que dejó un saldo de más de medio millón de armenios que fueron invadidos, perseguidos y asesinados por el Imperio Otomano, actual Turquía. ¿Cómo llegaron a La Plata y cuál es la importancia del frigorífico Swift?
Fernando Nazar es nieto de armenio, y actualmente está escribiendo un libro que cuenta algunas de todas las historias que tiene por contar su pueblo. “Nuestra familia viene de un pueblito localizado, actualmente en Turquía, pero que pertenecía a la Nación armenia”, detalló para Infocielo.
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El pueblo al que se refiere Nazar se llama Mardín, hoy es una ciudad, está ubicada en el sudeste de Turquía y aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Es un día sensible, por lo que Fernando dejó en claro, en varias oportunidades de la entrevista, que es necesario tener memoria para que las cosas no vuelvan a repetirse.
Actualmente el gobierno turco sigue con su política negacionista argumentando que no se intentó eliminar al pueblo armenio, y que de ambas partes se cometieron masacres como consecuencia de la violencia interétnica y que el conflicto que derivó luego en la Primera Guerra Mundial. En el cual, según argumenta el gobierno de Turkía, surge el uso de la palabra “genocidio”.
Sin embargo en muchos países se ha reconocido el Genocidio como tal. Entre ellos Argentina, quienes a través de la promulgación de la Ley n° 26.199/07 se declara el 24 de abril como “El día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos en conmemoración del genocidio armenio”, a modo de política reparadora para el pueblo que emigró a nuestro país.
Una historia desgarradora
“Lo que yo te cuento, vas a ver, es exactamente lo mismo que te va a contar cualquier descendiente de armenio”, advirtió Fernando Nazar.
El pueblo armenios venía luchando por el reconocimiento de su nacionalidad frente al Imperio Otomano (actual Turquía) desde mediados del siglo XIX, y la ola independentista creció después de la derrota en la guerra ruso-turca, en 1888, cuando el Imperio Otomano debió otorgar la independencia a Serbia, Montenegro y Rumania, y una independencia a medias a Bulgaria.
Lo que Turquía no aceptó fue la creación de un Estado armenio, por temor a su alineamiento con Rusia. Además un movimiento ultra nacionalista tomaba el porder del imperio otomano y pretendía eliminar todas las minorías étnicas.
En ese contexto, las fuerzas armadas irrumpieron las propiedades de los armenios y cometieron las peores aberraciones.
Fernando Nazar contó que sus bisabuelos se dedicaban a hacer obra pública, y que estaban haciendo el Oriental Express. Ellos vivían en una propiedad junto a 35 personas más. Sus bisabuelos tenían dos bebés mellizos.
“Cuando ingresó la policía en el día del genocidio, mi bisabuelo esconde a mi abuelo abajo de la cama, mientras que a mi tío abuelo, que estaba en brazos,se lo arrancan de las manos, lo tiran al piso y le pisan el pecho hasta matarlo. A mi bisabuela la decapitan, y por último, a mi bisabuelo lo meten en un costal de correa y lo tiran vivo a un precipicio”.
Después de eso, su abuelo, el único sobreviviente, junto a otros menores son llevados a un orfanato apadrinado por algunos países europeos. Pero luego de 13 o 14 años le dan la salida de la institución y emprende su recorrido hasta la Argentina.
Ni Whatsapp, ni Facebook: El frigorífico Swift de Berisso
El frigorífico Swift fue fundamental para el advenimiento de muchos inmigrantes europeos. De hecho, a Berisso se la reconoce como la capital provincial del inmigrante. Dicha empresa se encargaba de hacer la faena, mientras que el transporte de esa carne estaba a cargo de la corona británica. Dato fundamental para la comunicación entre Argentina y los futuros empleados de todo el mundo.
Según el Museo de Berisso, las empresas (Swift y Armour) tuvieron una fuerte política publicitaria, veían en la propaganda una forma moderna de introducir los productos en el mercado europeo, cuya demanda se ampliaba sostenidamente. Sin embargo, a pesar de ser una producción asociada a los trabajos más tradicionales del gaucho, ni Swift ni Armour utilizaron las representaciones criollistas para promocionar los productos.
“A mi abuelo por ejemplo le decían: ‘anda del otro lado, que hay un país que se llama Argentina que cuando vos caminás los adoquines son de oro’. Entonces esa era la percepción que tenían del otro lado del mundo”, contó entre risas Fernando. Y en 1931 llega su abuelo a La Plata.
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