Con el aislamiento obligatorio dispuesto para frenar la propagación del coronavirus, se multiplican en las redes sociales los usuarios que aseguran que su calidad de sueño empeoró notablemente, con descansos entrecortados, insomnio y pesadillas.
Es que según explican desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), el modelo de sueño y vigilia durante el período de encierro es similar al que ocurre durante el Jet Lag, conocido como el desajuste para dormir que sufren los viajeros que regresan desde sitios con distintos husos horarios.
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Esto sucede porque los relojes biológicos “funcionan en base a ritmos que requieren rutinas” y, justamente, el encierro modificó estos procesos. Además, intervienen el uso excesivo de la tecnología, el contacto permanente con medios de comunicación y los sentimientos de preocupación e incertidumbre vinculados a la pandemia.
“Ver y escuchar noticias se convierten en una actitud casi involuntaria que nos genera la sensación de estar al tanto de todo lo que está pasando pero retroalimentamos la ansiedad que todo esto nos genera ” explican desde la entidad, al tiempo que advierten que las luces y los sonidos de las pantallas generan una “sobreestimulación” que impide iniciar el mecanismo natural de sueño, “lo que nos lleva a dormir por agotamiento y no por cansancio”.
“Sin percibirlo hemos ido atrasando los horarios de inicio del sueño. Es así que se puede comenzar a tener despertares nocturnos que fragmentan el sueño (en algunos casos) o que no nos permiten continuar durmiendo más allá del horario habitual que veníamos teniendo y, por esto, se genera un deterioro en su calidad y cantidad ”, sostienen.
Uds también tienen más pesadillas desde q empezó la cuarentena?
— PatricioUPMA (@PatricioUPMA) May 4, 2020
A su vez, un descanso desordenado puede generar desajustes en la alimentación. “Es probable que también comamos fuera de hora y que no respetemos las cuatro comidas diarias”, destaca la AAMR, y agrega: “Nuestro cuerpo y mente comenzarán a funcionar de manera incorrecta ya que los ciclos se vuelven incompletos”.
Cabe tener en cuenta que el proceso de descanso está compuesto por una primera fase superficial (de transición), otra lenta profunda (de reparación y descanso) y la conocida como paradojal o REM, donde más se sueña, se genera la fijación de los conocimientos en la memoria de corto y largo plazo y se elimina la información poco utilizada.
Soy yo nada más o todo el mundo triplicó su dosis de sueños en esta cuarentena?
Real tengo entre 2 y 3 sueños TODAS LAS NOCHES
(incluyen pesadillas)— May Medel (@MayMedel3) May 4, 2020
“Cuando nos acostamos durante muchos días seguidos varias horas más tarde de lo habitual, generalmente perdemos la primera parte de la noche y es ahí donde abunda el sueño profundo y reparador”, advierten desde la entidad. “ Esta situación se expresa con somnolencia diurna excesiva, cansancio diurno, falta de concentración y de atención, falta de ánimo o mirada negativa de la realidad”, añaden.
¿Y las pesadillas? Su aumento también tiene una explicación, ya que al acortarse el sueño lento profundo, aumenta la fase REM y con ella la cantidad de sueños, “en especial de características vívidas, emocionales, con posibilidad de pesadillas en muchas ocasiones”.
Por el contrario, al despertar antes de lo habitual, se tendrá un sueño lento profundo suficiente, pero faltará la fase paradojal, lo que afectará a la memoria.
Cuarentena día ya ni se cuánto: 2 días de insomnio y 1 de dormir un par de horas con ayuda. pic.twitter.com/YwIsl6MZv7
— Maxo
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