La elevada informalidad en el mercado laboral argentino impide conocer con precisión la realidad que viven millones de trabajadores. Mientras el Gobierno celebra avances macroeconómicos y asegura que “todo marcha de acuerdo al plan”, la situación del empleo revela un panorama mucho más complejo. La falta de trabajo registrado y la caída sostenida del poder adquisitivo están empujando a una parte creciente de la población a refugiarse en alternativas inestables, como el trabajo en plataformas digitales.
Según datos del INDEC, el primer trimestre de 2024 cerró con una desocupación del 7,9%, el valor más alto para este período desde 2021. A pesar de que la actividad económica muestra una leve recuperación tras la contracción iniciada en agosto de 2023, el empleo registrado en el sector privado continúa estancado. Esa combinación de estancamiento e inflación explica por qué cada vez más personas se ven forzadas a tomar trabajos adicionales o informales.
De acuerdo al Programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el pluriempleo (es decir, tener más de un trabajo) pasó de representar un 8% en 2013 al 12% en 2024. Esta tendencia está directamente relacionada con una pérdida del poder adquisitivo que, según el índice de salarios registrados, se ubica casi un 25% por debajo del nivel de 2017, a pesar de cierta recuperación posterior a la devaluación de fines de 2023.
En ese contexto, las plataformas digitales aparecen como una salida rápida, aunque precaria. Sectores como el comercio, el turismo y el transporte muestran un crecimiento notable de trabajadores independientes e informales, en muchos casos vinculados a ventas online, redes sociales, delivery o aplicaciones de movilidad. Solo en el comercio se habrían sumado más de 160 mil trabajadores independientes; y en el rubro de hoteles y restaurantes, otros 90 mil no asalariados y 110 mil asalariados informales.
Sin embargo, el CETyD advierte que no todo ese aumento responde directamente al auge de las plataformas. Muchas de esas incorporaciones corresponden a actividades como ferias informales, microemprendimientos o trabajos que, aunque no se desarrollan en plataformas, comparten las mismas características de inestabilidad y falta de protección.
Un fenómeno de refugio con límites claros
Empresas como Rappi, PedidosYa y Mercado Libre han confirmado la expansión de sus operaciones en el país. La primera anunció una inversión de 40 millones de dólares, mientras que la segunda reportó un crecimiento del 43% en ventas en lo que va del año. Pero los especialistas advierten que esta modalidad no resuelve el problema de fondo: el déficit de empleo formal de calidad.
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“Si existe un fenómeno de refugio laboral en la economía de plataformas —tal como la estadística parece visibilizar—, este tiene límites muy claros: no alcanza ni podría alcanzar a contener toda la búsqueda de ocupación y de ingresos adicionales; amortigua sólo transitoriamente el aumento de la desocupación; y, por último, consolida y profundiza la precariedad del mercado de trabajo”, señala el informe del CETyD.
La reciente sanción de la Ley Bases podría agravar este escenario. La promoción del régimen de Monotributo y la figura del “colaborador independiente” habilita nuevas formas de tercerización y flexibilización, particularmente en sectores que ya vienen operando por fuera del sistema de relaciones laborales tradicionales.
Lejos de una solución estructural, el avance del trabajo en plataformas expone una realidad incómoda: el Estado celebra indicadores que no logran captar el deterioro concreto de las condiciones de vida de millones de personas. Y mientras tanto, cada vez más argentinos sobreviven como pueden, entre aplicaciones, changas y trabajos sin derechos.
