Mientras varios países de América Latina celebran un incremento en la llegada de capitales del exterior, Argentina se ubica en el extremo opuesto del ranking. Según datos de la CEPAL publicados por BBC Mundo, nuestro país registró en 2024 una caída del 53% en la Inversión Extranjera Directa (IED), siendo el de peor desempeño de la región.
En un contexto donde la IED en América Latina creció un 7,1% respecto al año anterior, alcanzando los US$189.000 millones (equivalente al 2,8% del PBI regional), Argentina se destacó por la negativa. Solo en nuestro país se produjo una retracción tan abrupta, muy por encima de las caídas en Chile (-32%) o Colombia (-15%).
Y, SI NO NOS TIENEN FE…
La profesora Mine Doyran, de la Escuela de Negocios de la City University of New York (CUNY), explicó a BBC Mundo que cuando los capitales huyen de una economía, suele ser una señal de preocupaciones sobre la estabilidad económica, la previsibilidad política y las perspectivas de crecimiento. En el caso argentino, todo parece confluir.
Mientras países como Perú, México y Brasil vieron crecer su IED en 57%, 48% y 14% respectivamente, Argentina no solo no logró atraer nuevos jugadores, sino que además sufrió una retirada de capitales, incluso por parte de empresas que ya están operando en el país.
Según la CEPAL, el estancamiento en la llegada de nuevas inversiones refleja el bajo interés de nuevas empresas en localizarse en la región, pero particularmente en Argentina, donde la caída fue mucho más aguda.
La tendencia general en América Latina indica que el aumento de la IED se debe principalmente a la reinversión de utilidades por parte de firmas ya establecidas, más que a la llegada de nuevos capitales. Sin embargo, en el caso argentino ni siquiera esa reinversión logró sostenerse.
EL PEOR DE TODOS
La comparación con el resto de la región es elocuente. Perú, por ejemplo, recibió US$6.800 millones en IED en 2024, con un fuerte componente de aportes de capital fresco, y tres megaproyectos anunciados en sectores estratégicos como infraestructura, energía y minería.
México, beneficiado por el fenómeno del “nearshoring”, alcanzó su mayor nivel de IED desde 2013 con US$45.300 millones. Y Brasil, con US$71.000 millones, mantuvo el flujo de inversiones gracias a su industria manufacturera, en especial en derivados del petróleo y biocombustibles.
En cambio, Argentina no anunció ningún proyecto relevante, y su situación contrasta aún más si se la compara con Centroamérica, donde todos los países incrementaron la llegada de inversiones extranjeras. Panamá, por ejemplo, lo hizo en un 36%.
La caída del 53% de la IED en Argentina se suma a un panorama económico ya deteriorado: recesión, inestabilidad cambiaria a futuro, y un clima de negocios cada vez más incierto. Todo esto, en conjunto, parece haber consolidado a Argentina como el país menos atractivo para los capitales internacionales en América Latina.
“Los datos sugieren que los inversores ven a otros países con mayor potencial de crecimiento, estabilidad económica y reglas de juego claras”, remarcó Doyran a la BBC.