En lo que bien podría definirse como una operación sorpresa (al menos para la prensa) Estudiantes cerró en cuestión de horas la llegada de Leonardo Suárez, un volante izquierdo -que también puede jugar como extremo- que viene de jugar en México.
El futbolista utilizó el fin de semana para ponerse a tono con los papeles, revisión médica y demás cuestiones protocolares y este lunes se sumó a los entrenamientos del equipo que conduce Eduardo Domínguez. Si bien no hubo información oficial al respecto, el jugador llega a préstamo por 18 meses con opción de compra.
El futbolista tiene 29 años y en el país solo tuvo experiencia en Boca. Luego desarrolló toda su carrera en el exterior. Jugó en Villarreal, Valladolid, Mallorca y luego abandonó España para jugar en la primera de México. Sus clubes fueron América, Santos Laguna y Pumas.
La increíble historia de Suárez
Leo Suárez tiene una historia muy particular, al punto de que el hecho de que haya jugado al fútbol y encima de manera profesional fue un verdadero milagro. Cuando nació, incluso, no se sabía si iba a poder caminar. Tremendo.
¿Qué le pasó? Lo contó él mismo, en una nota que dio en México: “Tuve de nacimiento no sé si una deformidad pero sí es un problema que es poco común, que se llama pie equino varo. Es decir, nací con los dos pies doblados para adentro”, contó. Se trata de una malformación genética que se da en una persona entre tres millones y que afecta justamente los huesos y los músculos del pie, que hace que el pie gire hacia adentro. En su caso, encima, le pasó con ambos.
Por eso, en principio, tuvo que hacer un tratamiento para poder, primero, caminar con normalidad, que era lo primordial para su desarrollo motriz. De hecho, en uno de su pies, el derecho, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para corregir esa malformación, ya que lo tenía prácticamente al revés. Después de esa operación, tuvo yeso por un año y pudo volver a caminar después de 18 meses. Increíble pero real.
Es por eso que el hecho de que pudiera jugar al fútbol, incluso desde chiquito, ya fue un milagro. “Mis abuelos y mi mamá no lo podían creer. Incluso, mis cirujanos, los que me intervinieron, no podían entender cómo llegué a ser un deportista de alto rendimiento con el problema que tuve”, relató, en una historia impresionante.