En los últimos días los medios volvieron a hablar sobre la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), una reacción del sistema inmune que sufren muchos bebés y que volvió a estar en las noticias después de que Paula Chaves revelara que su hija menor, Filipa, la padece.
Por eso, INFOCIELO habló con Gustavo Sager -referente nacional en materia de pediatría y lactancia– y con Guadalupe Valdazo -bioquímica puericultora y asesora en lactancia- para entender qué es esta afección que sufren aún los bebés que tienen lactancia materna exclusiva.
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“Hay dos clases de APLV: una es la que hace el niño cuando toma leche de vaca o sus derivados, por ejemplo la leche de fórmula, y eso le determina toda la sintomatología de rechazo inmunológico, fundamentalmente a la proteína, a la caseína, a los caseinatos y a la lactalbúmina de la leche de vaca”, explicó Sager, que es médico pediatra jubilado y actualmente es el Secretario del Comité Nacional de Lactancia de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
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“La otra forma en la que aparece esta alergia es cuando el niño tiene lactancia materna exclusiva, y presenta alergia a la proteína de la leche de vaca que su mamá consume. En ese caso, suspendiendo los lácteos que consume la madre desaparecen los síntomas en el niño y puede seguir amamantándolo perfectamente bien”, explicó.
“La alergia a la leche de vaca ha aumentado muchísimo desde que las vacas comen porquerías, como harina de pescado en los feedlots y ya no comen pasto caminando por los campos”, destacó Sager. “Actualmente no sabemos ni siquiera qué contiene la leche, con los antibióticos que se les da a las vacas, que son ordeñadas tres veces al día y están estresadas”, señaló el profesional que dedicó su carrera a estudiar los beneficios de la lactancia materna y los efectos que produce el consumo de leche de vaca y sus derivados en los bebés. “Todas estas situaciones hacen que la leche sea muchísimo peor que la que consumían nuestros abuelos”, aseguró.
Los signos más frecuentes de la APLV en un niño amamantado son sangrado intestinal -hacen caca con hilitos de sangre- y moco, y esos síntomas desaparecen sólo con la suspensión del consumo de lácteos. “La lactancia materna es lo mejor para prevenir la alergia a la proteína de la leche de vaca, porque de la otra manera es muy difícil de solucionar, recurriendo solamente a leches de altísimo costo que no le dan al bebé ninguna de las ventajas que tiene la leche materna”, explicó el profesional que fue pionero en la creación de un Banco de leche materna en la ciudad de La Plata.
Guadalupe Valdazo se dedica a ayudar a mujeres para que puedan llevar adelante la lactancia sin las dificultades que se les presentan producto de la desinformación y la “cultura de la mamadera”. Lo hace desde la Asociación Vos Podés, un colectivo que promueve los derechos durante el parto, el nacimiento y la crianza con el fin de prevenir la violencia obstétrica, y las intervenciones innecesarias durante la crianza de los niños y niñas.
“Es una patología que es una incómoda consecuencia que no se asocia a la ‘mamadera pirata’, que es la manera en que se nombra a ese cada vez más común ofrecer -inmediatamente después de nacer- una mamadera con leche de fórmula“, explica a INFOCIELO.
Esa primera aparición de los derivados de la leche de vaca, suele ser, repite Guadalupe Valdazo, en forma “pirata”, y sucede cuando las criaturas son separadas de su madre inmediatamente después de nacer. “Como corresponde, ese bebé saludable llora en búsqueda de su mamá y la medicina hegemónica tiene la manera de silenciar eso ofreciéndole una mamadera con fórmula”, asegura.
Sin embargo, explicó, muchas veces esas primeras mamaderas con leche no materna pueden ser el origen de este malestar. Es que, según remarcó, este ofrecimiento que no suele ser consensuado con los padres o que es “inducido” por el sistema médico, “resulta tremendamente iatrogénico porque priva al recién nacido del calostro y puede producir ese episodio de sensibilización a la proteína de la leche de vaca, y posteriormente causar la enfermedad”.
“De la mano del consumo de esos ultraprocesados producidos en masa que las multinacionales de la industria alimenticia nos venden con lindas publicidades y paquetes que no se biodegradan; hay una alergia, males crónicos y falta de bienestar para muchas personas y bolsillos gordos para algunas pocas”, sentenció Valdazo, y cuestionó el rol que cumple la industria de la leche “haciendo presión y sponsoreando congresos médicos” para que cada vez más bebés consuman leche de fórmula y muchas mamás no consigan sostener la lactancia.
Aunque en Argentina las obras sociales y prepagas están obligadas a proveer integralmente la leche medicamentosa para consumo de quienes padecen APLV, aún no existe una legislación que proteja a los afectados. Es por eso que existe un fuerte reclamo para que se sancione una ley que obligue a rotular aquellos alimentos y artículos aptos para que los niños alérgicos y las madres que se encuentran en período de lactancia, puedan realizar una rigurosa dieta de exclusión de productos lácteos y evitar cualquier artículo que contenga trazas de proteína de la leche de vaca.
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