Jere Merlo respira potrero. Su porte, su forma de jugar, sus gambetas… todo hace que sus ilusiones criadas en los viejos campitos de Los Hornos donde creció, se vuelvan realidad en una cancha de Primera División. De a poco el pibe va encontrando ese famoso lugar por el que tanto peleó y va transformándose en un titular en este renovado Gimnasia, que tras la victoria ante Independiente sueña con algo más que solamente mantenerse en Primera División.
Merlo jugó ante Independiente un gran primer tiempo. A fuerza gambetas, explosiones y un enorme sacrificio terminó siendo una pesadilla para la defensa del Rojo. Encaró sin pensar quien estaba enfrente y buscó constantemente ser variante de ataque en el uno contra uno.
Tuvo, de arranque nomás, la primer del partido, tras una buena jugada asociada por derecha, pero no la agarró bien y la pelota se le fue al lado del palo derecho.
Con el correr de los minutos el cansancio hizo lo suyo y terminó yéndose muy aplaudido. “Es desfachatado. Él encara sin importarle quién está enfrente. Hoy encaró a uno de los mejores defensores del fútbol argentino sin importarle quien era. Hay que llevarlo de a poco y entre todos tenemos que cuidarlo”, dijo Alejandro Orfila sobre él en la conferencia post partido.
La humildad a flor de piel
Merlo nació en el año 2006 en la Ciudad de La Plata, está radicado en Los Hornos y sus primeros pasos futbolísticos fueron Alumni, donde deslumbró en la Liga Amateur Platense. Un video casero que hizo su familia se viralizó en el año 2021 y le dio la posibilidad de conseguir una prueba en el Lobo.
A Gimnasia llegó con edad de Octava, pero por estar cerradas las fichas de AFA comenzó su carrera jugando en la Liga Metropolitana. A inicios de 2023 lo sorprendió el llamado del coordinador Gabriel Perrone para hacer la pretemporada con Reserva, donde debutó con 16 años, ingresando en el complemento en un encuentro frente a Defensa y Justicia.
Merlo habló, hace algunos días, con el programa partidario Triperomaníacos y allí contó una historia muy particular. “Mis representantes me hicieron elegir una casa o un auto. Y elegí la casa, para mi familia. Para que estemos más cómodos. Cuando les dije, no me creían. Y yo no caía hasta que llegamos ahí”, explicó, en una declaración que lo pinta de cuerpo entero.
Hoya dejó atrás las lesiones en base a un trabajo especial de musculación y sueña con afianzarse en la era Orfila: “Él me pide que vaya para adelante. Si tengo dos, puedo volver. Pero sino, que juegue el mano a mano. Me pide que vaya decidido y elija con decisión, si gambetear o patear”.