A tres semanas del fenómeno que provocó la muerte de decenas de miles de peces en la laguna de Chascomús, el peligro porque el fenómeno vuelva a ocurrir sigue latente debido a los efectos de la sequía y a la ola de calor.
Esta semana, el municipio y la Cooperativa Nuevos Horizontes llevaron a cabo tareas de limpieza para remover los cadáveres que se acumularon en las orillas del espejo de agua.
Desde el 18 de diciembre a la fecha, los cadáveres de sabalitos y pejerreyes inundan con un olor nauseabundo la zona de la costanera impidiendo el uso de espacios recreativos y gastronómicos.
La tarea no es sencilla: hay retirar los peces, tratando de minimizar el impacto ambiental y preservar la biodiversidad del lugar. Para eso hay un trabajo manual combinado con el de maquinarias cuya tarea se dificulta por las condiciones del suelo y se hace extremadamente lento.
Esta semana se utilizaron maquinarias para realizar la limpieza en la zona comprendida entre el Club de Regatas y el Fuerte. “El objetivo principal es retirar la mayor cantidad de peces posible, pero siempre buscando equilibrar el aporte de nutrientes que estos organismos muertos contribuyen al suelo, y de esta manera reducir el impacto negativo en la biodiversidad de la laguna”, comunicó el municipio.
Mortandad masiva de peces: puede volver a ocurrir
El Dr. Leandro Miranda, director de Laboratorio de Ictiofisiología y Acuicultura del INTECH, alertó sobre la posibilidad de que el fenómeno vuelva a ocurrir.
El especialista indicó que el fenómeno “se debió a causas naturales que ocurren ocasionalmente en las lagunas pampeanas” y al “estado crítico” del sistema de las enceadenadas de Chascomús debido a la sequia.
“La profundidad máxima actual de la laguna de Chascomús es de aproximadamente 100 cm y es notorio el retroceso de sus aguas”, sostuvo Miranda, quien explicó que el desencadenante de la tragedia fue, paradójicamente, la lluvia.
“El fin de semana del 16 y 17 de diciembre en nuestra ciudad ocurrió una gran tormenta con lluvias torrenciales y fuertes vientos que arrastraron grandes cantidades de materia orgánica a las aguas de nuestra laguna que, junto con las altas temperaturas y las condiciones críticas ya mencionadas, provocaron un descenso repentino del oxígeno disuelto en el agua generando una condición de hipoxia severa que causó la gran mortandad”, indicó.
En ese sentido anticipó que “si bien no hubo más muertes después de la fecha mencionada, podrían ocurrir nuevamente, principalmente por las altas temperaturas del verano”.