La jueza María Servini ordenó realizar el lunes 11 de agosto la reconstrucción del disparo que hirió gravemente al reportero gráfico Pablo Grillo durante la brutal represión del 12 de marzo, en una manifestación en apoyo a los jubilados. La medida busca establecer cómo y desde dónde se efectuó el tiro, precisando trayectoria, velocidad, posición del arma y ángulo de salida, así como verificar si el proyectil rebotó antes de impactar.
Ese día, Grillo (por más de que se lo intente etiquetar como “periodista militante”) estaba cumpliendo su trabajo, cubriendo la marcha, cuando fue alcanzado en la cabeza por un tubo de gas lacrimógeno disparado por un gendarme. Lo demás fue el protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich en acción: primero defendió a sus fuerzas, luego aseguró que el fotógrafo estaba detenido y que era un militante, y hasta sostuvo que el proyectil podría haber rebotado antes de golpearlo.
Según el fallo judicial, además de la trayectoria y el ángulo de tiro, la pericia buscará establecer la ubicación exacta de Grillo al recibir el disparo y la posición del gendarme Héctor Guerrero, identificado como autor del tiro gracias a un peritaje del Mapa de la Policía. Guerrero integra la unidad móvil 6 de la Sección de Empleo Inmediato (S.E.I.) de Gendarmería, bajo el mando del Comandante Mayor Héctor Ferreira y subordinado al Comandante General Marcelo Fabián Porra Melconian.
El mismo informe determinó que el disparo fue “realizado de manera irregular, es decir, con un ángulo de tiro horizontal” y reveló que hubo otros ataques similares durante esa jornada. El operativo fue monitoreado por el Director Nacional de Gendarmería, Aníbal Ariel Bronzetti, con respaldo del Ministerio de Seguridad.
Grillo estaba a pocos metros del Anexo del Senado cuando fue impactado y cayó al suelo de inmediato. Su padre remarcó que trabajaba de forma independiente en ese momento, mientras que la Asociación de Reporteros Gráficos (ARGRA) exigió la renuncia de Bullrich y denunció una represión sistemática contra periodistas y reporteros gráficos.
Tras semanas internado en el Hospital Ramos Mejía y luego en el Hospital Manuel Rocca, continúa en rehabilitación. Su hermano advirtió que “no es el mismo”: tiene dificultades para responder a estímulos y enfrenta una recuperación que llevará años, tras perder parte de masa encefálica.