La fundación del artista lituano Benediktas Gylys se encargó de extender un nuevo puente entre Nueva York y Dublín mediante una peculiar estructura llamada “portal”, la cual permite comunicar vía stream a cualquier persona que se encuentre en la calle de alguna de las dos ciudades.
Estos dispositivos son ideados como esculturas tecnológicas que transmiten y reciben video en vivo hacia otro portal ubicado en una ciudad distinta, conectando así diferentes espacios públicos de grandes metrópolis alrededor del mundo. La iniciativa planteada por el proyecto Portals es dejar a un lado las diferencias entre las personas para poder unirlas entre sí como habitantes de un mismo planeta, sin embargo, en la realidad no salió como ellos esperaban.
El proyecto de “Portals” impactó rápidamente en la gente de la ciudad, que vio transformado su cotidiano por la aparición de estas ventanas que permitían ver hacia otras capitales del mundo. Decenas de personas se congregaron al lado de estos dispositivos el día de su inauguración y realizaron desde breves apariciones y saludos hasta competencias de baile online, causando furor en las redes sociales con muestras de cariño y simpatía por parte de las personas que participaban de la propuesta.
No todo es color de rosa con la utilización de los “portal”
Sin embargo, la polémica no tardó en llegar. Contrastando con el mensaje de unión y paz entre las personas que impulsaba el proyecto, también se pudieron ver participaciones que no eran tan simpáticas, sino más bien provocadoras e incluso ofensivas, develando la otra cara que posee el funcionamiento de las redes sociales y las comunicaciones vía stream, donde no parece haber solo muestras de cariño y empatía.
Y es que dentro de estas participaciones polémicas, en la red social X (ex Twitter) comenzaron a circular videos de gente realizando exhibicionismo o mostrando imágenes del atentado del 11 de septiembre a través de estos portales, generando la sensación de “pérdida de fe en la humanidad” entre los usuarios.