El caso de vandalismo turístico en el Dique Potrerillos, Mendoza, protagonizado por turistas bonaerenses de Carlos Casares, volvió a generar repercusión: la Justicia mendocina les impuso una multa millonaria y ordenó que cumplan tareas comunitarias en su ciudad de origen. El hecho había ocurrido a fines de julio y se viralizó por un video en redes sociales.
El episodio ocurrió a fines de julio y se volvió viral rápidamente. Un automovilista que circulaba por la Ruta Nacional 7 registró el momento en el que tres personas escribían sus nombres con aerosol sobre grandes rocas de la zona del dique, uno de los destinos naturales más visitados de Mendoza. Las imágenes generaron una fuerte reacción en redes sociales y derivaron en una denuncia formal.
Multa de más de $2.000.000 y trabajos comunitarios en Buenos Aires
Con los autores identificados —Silvio Guillermo Pérez, María Mercedes Quiroga y Yolanda Graciela Quiroga, todos oriundos de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires— la Justicia mendocina avanzó rápidamente. Aplicó la Ley Provincial 9414, que protege los ecosistemas de la precordillera, y estableció una multa de $2.100.000 para cada uno, además de 20 horas de tareas comunitarias.
Según confirmaron fuentes judiciales, la multa ya fue abonada, pero todavía resta que los involucrados cumplan con las tareas de limpieza en espacios públicos de Carlos Casares, bajo coordinación de la Municipalidad local.
La audiencia judicial fue virtual y se convirtió en un fallo inédito en la provincia de Mendoza. Aunque el hecho ya había generado amplia repercusión mediática, la sentencia judicial impuesta a los turistas bonaerenses marca un precedente fuerte contra el vandalismo ambiental.
Turismo y cuidado del patrimonio natural
Desde el gobierno mendocino destacaron la decisión como una forma de disuadir futuros actos de vandalismo en áreas protegidas. El episodio abrió nuevamente el debate sobre el comportamiento de los visitantes en destinos turísticos y la necesidad de preservar los espacios naturales. El Gobierno de Mendoza ya mandó a borrar los grafitis.
El caso también provocó malestar en Carlos Casares, donde vecinos expresaron en redes su rechazo al accionar de sus vecinos. La realización de tareas comunitarias en la ciudad es vista como una oportunidad para reparar parte del daño simbólico ocasionado.