En la noche del 6 de agosto, apenas 48 horas después de que el presidente Javier Milei pronunciara su ya polémica advertencia —“Si la gente no llegara a fin de mes, las calles estarían llenas de cadáveres”—, la escena que se vivió en pleno Constitución pareció materializar sus palabras de manera trágica.
De acuerdo a un video aficionado publicado por la cuenta Avellaneda Real, un hombre se arrojó al vacío desde la autopista 9 de Julio Sur, en el empalme con la Avenida 9 de Julio, cayendo a metros de la entrada de Artear, sede de Canal 13 y la señal de noticias TN.
El episodio, confirmado por testigos y registrado en ese video con la presencia de efectivos policiales y bomberos, ocurrió en una de las zonas más transitadas de la ciudad.
A pocos metros, las cámaras de televisión permanecieron apagadas para esa noticia: ni TN ni Canal 13 hicieron mención alguna hasta ahora al hecho.
LA DESAFORTUNADA FRASE
El contexto amplifica el impacto. Dos días antes, Milei había usado la imagen de cadáveres esparcidos como una forma de desestimar las denuncias sobre la crisis económica y social que atraviesa la Argentina.
Lo dijo en un tono de burla hacia quienes señalan que millones de argentinos no llegan a fin de mes. Que, apenas dos días más tarde una persona terminara su vida en plena vía pública, y en el corazón simbólico del poder mediático, convirtió la metáfora presidencial en una macabra “profecía autocumplida”.
Lo vivido en la noche de ayer no es la primera vez que sucede desde que Milei asumió la presidencia. En solo 2025 varios intentos de suicidio en espacios públicos de Buenos Aires y alrededores reflejan la gravedad de la situación social y económica.
En muchos casos, la tradicional autocensura periodística de mostrar suicidios o intentos de tales para no generar “efecto contagio” ha impedido que estos hechos tengan la visibilidad necesaria para abrir un debate profundo.
Aquí algunos de los episodios más destacados, confirmados por fuentes oficiales y medios confiables:
ESTA VEZ AÚN NO TIENE COBERTURA MEDIÁTICA
En redes sociales, el video captado en la noche del jueves por transeúntes mostró a dos testigos comentando lo ocurrido mientras policías acordonaban el área y bomberos trabajaban en el lugar.
La combinación de una crisis social profunda, un discurso presidencial que trivializa la desesperación y la falta de cobertura de un hecho de alto impacto conforman un cuadro inquietante. No sólo por la tragedia individual que implica, sino porque muestra hasta qué punto las palabras de los líderes pueden incubar climas y marcos narrativos que, tarde o temprano, encuentran su eco en la realidad.
En esta ocasión, el eco fue un cuerpo sin vida en el asfalto de Buenos Aires.