No es la primera vez que un político argentino intenta subirse a la ola del rock nacional para ganar empatía con el electorado. Esta vez fue el PRO, que lanzó un spot con la canción “Astros”, de Los Piojos, reversionada con una letra oportunamente adaptada a su mensaje político.
Pero a diferencia de lo que imaginaban, la jugada no generó simpatía: encendió la furia de Andrés Ciro Martínez, su autor, quien estalló en redes sociales al descubrir el uso no autorizado de su canción.
“Jamás autorizamos nuestras canciones para propaganda política”, escribió Ciro en un comunicado breve y contundente, marcando distancia absoluta del espacio político de derecha. La bronca fue todavía mayor cuando vio que además le habían cambiado la letra.
En Twitter y en Instagram, cientos de usuarios acompañaron su repudio y denunciaron la apropiación ilegítima de una obra con profundo significado popular.
El recuerdo de La Renga
Este episodio trae inevitablemente a la memoria el tenso cruce entre La Renga y Javier Milei en 2023. El libertario hizo uso reiterado de “Panic Show” (aún lo utiliza) como banda de campaña, desoyendo los pedidos públicos de la banda de no utilizar su música con fines partidarios. “Lo que está mal es tomarse la libertad de usar nuestras canciones para beneficio propio”, había declarado entonces el grupo de Mataderos, en lo que se transformó en una disputa tan mediática como incómoda.
Al igual que La Renga, Ciro se suma a una creciente lista de artistas que se plantan ante el uso proselitista de su arte sin consentimiento. Pero a diferencia de Milei, que ignoró a los músicos, el PRO no tardó en borrar el spot tras la queja pública, aunque sin emitir aún una disculpa oficial.
El rock no se vende (ni se alquila)
Lo que parece un detalle menor para los estrategas de campaña, es en realidad una gran ofensa para quienes hacen de la música una herramienta de expresión y no de propaganda. Los Piojos además de ser una banda emblema, son parte del ADN cultural de varias generaciones. Usar sus canciones como si fueran jingles de supermercado debería ser ilegal porque constituye un cachetazo a la historia del rock barrial argentino.
Mientras los partidos buscan fórmulas mágicas para “llegarle al pueblo”, el pueblo —representado esta vez por artistas como Ciro— les recuerda que la cultura no se usa de decorado político. Y que si vas a cantar “Astros”, más vale que tengas permiso… y respeto.