Está bloqueado y no puede dar con el password. Gimnasia atraviesa un preocupante bache ofensivo que de manera preocupante se traduce en una sequía de goles que ya acumula 200 minutos. Y que ocupa, por caso, a un Alejandro Orfila que ha rotado intérpretes en el último tercio aunque sin éxito.
Desde aquel tanto de Bautista Merlini a Central Córdoba (R) por Copa Argentina, el 11 de mayo, el Lobo no volvió a festejar. Pasaron dos partidos oficiales, una dura eliminación por penales y un cambio de administración (se fue Diego Flores, llegó Chano) pero más allá de los resultados, lo que más inquieta es la alarmante falta de peso en el último tercio de la cancha.
En el debut de la Liga Profesional, Gimnasia cayó 1-0 frente a Instituto en el Bosque y, aunque remató 15 veces, apenas seis de esos disparos fueron al arco. Sí: menos de la mitad. Además, cuatro fueron bloqueados y uno se estrelló en el poste.
Que el 50% de esa búsqueda haya sido desde afuera del área fue toda una señal en sí misma: reveló la falta de profundidad y la intermitente conexión de los jugadores que se movieron en ataque. Algo de deberá trabajar Orfila y que trasciende al ariete que elija. El problema parece venir del medio hacia adelante.
Y es que el panorama empeoró en el segundo encuentro. Ante San Lorenzo, Gimnasia bajó su tasa de remates de manera alarmante: sólo ejecutó dos tiros en todo el partido y únicamente un disparo de Lucas Castro en el final exigió al arquero Orlando Gill.
Las dificultades para atacar el área adversaria quedaron evidenciadas en otra métrica: los jugadores de GELP apenas tocaron 12 pelotas dentro del rectángulo defendido por el arquero paraguayo del Ciclón. Y -a excepción de la definición de Maximiliano Zalazar que fue anulada por un cuestionable offside- cuando merodeó casi que no inquietó.
¿Cambiar de 9 sirve como solución?
La ausencia de Rodrigo Castillo, el delantero más influyente del primer semestre quien fue transferido a Lanús, y la baja a último momento de Jan Hurtado por lesión dejaron al equipo sin sus dos principales referencias de área. Y si bien Marcelo Torres volvió a sumar minutos ante San Lorenzo, la rotación del #9 no parece ser la solución. Con elocuentes pruebas.
Orfila, en su afán por hallarle una solución al déficit, ya probó en este campeonato con Ivo Mammini ante Instituto y con Norberto Briasco frente a San Lorenzo. Ambos mostraron entrega, pero también un gran aislamiento que los volvió inofensivos.
Lo cierto es que el equipo necesita con urgencia encontrar variantes que le permitan ser más profundo, más asociativo y, sobre todo, más contundente. Porque sin gol, no hay partido que se pueda ganar. Y si no gana, Gimnasia se seguirá complicando en una tabla general en la que está a cuatro puntos del puesto de descenso (lo ocupa Talleres, ya que San Martín SJ está último también en los promedios).