Empleado falleció de un infarto en restaurante y sus compañeros debieron seguir trabajando
Un parrillero murió de un infarto en un restaurante de Mendoza. Sus compañeros debieron seguir trabajando con el cuerpo presente hasta el final del turno
Un episodio de extrema insensibilidad y desamparo laboral se vivió en una de las sucursales del reconocido restaurante "La Cabrera", ubicada en un hotel en Mendoza. Durante la madrugada del miércoles, un parrillero falleció de un infarto mientras trabajaba, y sus compañeros fueron obligados a continuar con sus labores como si nada hubiera sucedido, incluso mientras el cuerpo aún permanecía en el lugar.
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El hecho ocurrió mientras el establecimiento atendía al público, generando una situación de profunda conmoción entre el personal. Testigos relataron que, mientras los paramédicos intentaban maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) sin éxito, los empleados debieron continuar con sus tareas, preparando y sirviendo platos como si el incidente no hubiese ocurrido.
El turno finalizó a la 1 de la madrugada, momento en que finalmente retiraron el cuerpo del empleado fallecido. Sin embargo, el restaurante reabrió sus puertas ese mismo miércoles por la mañana sin brindar contención psicológica ni medidas especiales para los trabajadores que habían presenciado el traumático suceso.
Según fuentes cercanas al caso, los empleados tampoco tendrán la posibilidad de asistir al velorio o despedida de su compañero, ya que deben cumplir con sus obligaciones laborales habituales.
Un restaurante bajo la lupa
La Cabrera, con sucursales en diversas provincias argentinas, incluida la Ciudad de Buenos Aires, tiene una sólida reputación en la alta gastronomía.
Sin embargo, este caso pone de manifiesto lo que muchos consideran una falta de humanidad por parte de los responsables de la franquicia.
El tratamiento del incidente exhibe una insensibilidad alarmante hacia el personal, e increíblemente (o no tanto) quedó prácticamente silenciado en los grandes medios nacionales.
Analistas sugieren que esto podría deberse a compromisos publicitarios con la cadena, dado que su marca tiene una importante presencia en todo el país.
El hecho de que los trabajadores hayan tenido que seguir atendiendo a los comensales mientras el cuerpo de su compañero permanecía en el restaurante es un ejemplo estremecedor de cómo, en ciertos entornos laborales, prevalece una lógica similar a la frase "el show debe continuar".
Aunque esta expresión se relaciona históricamente con el espectáculo, resulta inaceptable aplicarla en un contexto tan sensible y humano como el de una tragedia en el lugar de trabajo.
Silencio mediático previsible
Hasta el momento, ningún comunicado oficial fue emitido por los responsables de la franquicia, y la noticia ha quedado relegada al ámbito local de portales mendocinos, sin la difusión que un caso de estas características merece.
La falta de cobertura nacional parece demostrar la necesidad de poner en agenda los derechos laborales y la dignidad de los trabajadores, especialmente en un sector como el gastronómico, donde las condiciones laborales son, con frecuencia, precarias.
Este hecho debería ser un llamado de atención sobre las prácticas laborales deshumanizantes y la complicidad del silencio mediático en cuestiones que involucran grandes intereses comerciales.
Mientras tanto, los empleados del restaurante deberán continuar con sus jornadas laborales, cargando con el trauma y la indignación de haber sido tratados como piezas desechables de una maquinaria impasible.
"La Cabrera", que se presenta como un ícono de la gastronomía argentina, ahora enfrenta un cuestionamiento ético que podría repercutir negativamente en su imagen, tanto dentro como fuera del país.
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