Luis Barrionuevo, el principal sustento de la candidatura presidencial de Roberto Lavagna, tiene en un dilema a los jefes de los principales sindicatos bonaerenses. En las últimas horas cursó una invitación para que se sienten en la mesa provincial del lavagnismo y los teléfonos quedaron al rojo vivo.
La cita es este jueves, pero a la parte más significativa de los gremios le sobran razones para desconfiar de los motivos del gastronómico, que mantiene desde 2015 una relación fluctuante con la administración de Mauricio Macri.
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De hecho temen que la candidatura de Lavagna sea parte de un esquema como el que planteó en 2017 Florencio Randazzo, que sólo sirvió para restarle votos a Unidad Ciudadana. “Luis nos quiere llevar a armar al Randazzo de esta elección”, confió uno de ellos ante la consulta de INFOCIELO.
Ante esta disyuntiva, los jefes sindicales optarían por enviar a segundas líneas “camufladas”, bajo nombres de fantasía. Esto es: generar el “volumen” de movilización que demanda Barrionuevo, pero sin la “calidad” de los nombres de quienes toman decisiones.
Es que está claro, los antecedentes del titular de Gastronómico, y sus modos poco diplomáticos, lo presentan como la clase de dirigente a la que no se quieren enfrentar. Algo de eso se vivió ayer en la mismísima CGT, donde algunas voces “discordantes” fueron acalladas de un plumazo por Barrionuevo, que habló de un apoyo “sin fisuras” a Lavagna y hasta se permitió interpretar los dichos de alguno de sus colegas.
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