Después de tres años de caída del nivel de la actividad y pérdida del poder adquisitivo de los salarios –el último producto de la pandemia-, el Gobierno trabaja contrarreloj para que los trabajadores puedan recuperar entre 3 y 4 puntos reales, mientras se dirimen con sindicatos y empresarios acuerdos para controlar los precios y, por ende, anclar de a poco la inflación.
La semana pasada, el Gabinete económico convocó a un encuentro que será clave para trazar los lineamientos de la hoja de ruta 2021. “Realmente creemos que es un momento en el que tenemos que hacer un esfuerzo grande para hacer converger las variables macroeconómicas: los precios, los salarios y el gasto en torno a lo que hemos acordado con el presupuesto. Lo que necesitamos para esto es el compromiso de trabajadores y empresarios”, precisó Cecilia Todesca.
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En Casa Rosada se muestran confiados en que se podrá cumplir con el objetivo inflacionario del casi 30 por ciento presupuestado. “Desde ya no es el que queremos, pero es el ‘posible’ dentro del contexto y la meta más responsable. Plantear un escenario de menor inflación sería una mentira y ya vimos cómo terminan esos manejos con la administración pasada. No podemos subestimar el problema como lo hizo Macri”, reconocen.
La misión del Gobierno tiene hoy dos anclas fuertes: recuperar lo más posible el poder adquisitivo de los trabajadores (el comercio representa la mayor parte del PBI del país) y el control de precios. La activación del programa de cortes populares con rebajas de hasta el 30 por ciento fue una de las señales de la semana, pese a las avivadas de algunas cadenas de supermercado –una de ellas de la familia de Marcos Peña– que vendieron productos de mala calidad.
“Costó mucho el acuerdo y que se vea opacado por estas irresponsabilidades es algo que preocupa. El control de calidad de las seis mil toneladas fue el mismo que se aplica a todos los cortes Premium y puede suceder que haya un pequeño margen de error. En tal caso, son los supermercados los que al recibir la mercadería tienen un estándar de calidad y deben devolverlo”, refuerzan desde el Consorcio de Exportadores ABC (principal proveedor de los supermercados en el país).
Desde el Gobierno aclaran que si bien no se va a seguir con un plan estricto como el de Gelbard, los acuerdos serán clave a la hora de mitigar la suba de precios. Y, pese a un 2020 atravesado por la pandemia y sus secuelas económicas nacionales e internacionales, hay espalda para negociar: se sostuvo la brecha cambiaria, el dólar blue está a la baja –luego de varios intentos de movidas cambiarias-, el acuerdo con el FMI en su etapa final y el auspicioso precio de la soja en alza.
En esta línea, el Gobierno acompañará las negociaciones con medidas que tienen un impacto fiscal no deseado, pero que convergen en la ruta del “salario indirecto”. Un guiño tanto a sindicatos como empresarios. El freno al descongelamiento de las tarifas (pese a la resistencia de Guzmán) y la extensión de los programas de Precios Máximos y Cuidados, se sumarán a nuevos acuerdos que podrían definirse “cámara por cámara”. “Será un trabajo de hormiga, pero es el camino”, reconocen fuentes oficiales.
En ese sentido, las paritarias 2021 también están sobre la mesa. Después de los rumores de la posible eliminación de la cláusula gatillo y del reclamo del sector privado por la proyección de la inflación oficial, el anuncio del gremio que agrupa a los bancarios –cuya paritaria suele ser de las más beneficiosas- se convirtió en otra de las cucardas que celebran en Balcarce. El “gremio que siempre gana” pactó una suba del 29% en tres cuotas, con dos revisiones y un 2.1% para recuperar lo perdido por la inflación del 2020.
La semana que viene se avanzará en el acuerdo que buscará consensuar la hoja de ruta de los principales actores de la economía. El Gobierno llega con el respaldo de las cifras que publicó en las últimas horas el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec): la producción de la industria creció un 4,9 por ciento interanual en diciembre (incluso pese al parate productivo que implicó la pandemia), la recuperación más fuerte desde febrero de 2018.
“Hay señales muy positivas de reactivación, principalmente en los rubros de producción de maquinaria. El crecimiento es desigual, hay sectores como el turístico o vinculado a la cultura que por motivos sanitarios todavía no pudieron retomar su actividad al cien por ciento. Pero los indicadores son mejores que los que tuvimos durante los dos últimos años de la gestión anterior”, destacan desde el Ministerio de Desarrollo Productivo.
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