Hay imágenes que deberían venir con una advertencia: “Esto no se puede desver”. Lamentablemente, esta mañana fui víctima de una de esas escenas que no solo te incomodan, sino que directamente te generan una sensación de vergüenza ajena difícil de procesar. Estoy hablando del momento en que Amalia “Yuyito” González, desde su programa en Ciudad Magazine, presentó a José Luis Espert, diputado de La Libertad Avanza y posible candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
De entrada, todo fue raro. ¿Por qué alguien pensó que era una buena idea recibirlo con un tema de Coldplay? Y no como fondo, no, sino como excusa para ponerse a bailar en vivo. Sí, Yuyito y Espert, juntos, bailando “Un cielo lleno de estrellas” (o algo de Coldplay, da igual) con una torpeza que no tenía justificación alguna.
Espert bailando en televisión con Yuyito González un tema de Coldplay, seguramente será lo más bizarro que puedas ver hoy, y si yo lo vi, vos también
ESPERT, TIRATE UN PAÑAL, NO UN PASO
Espert, que hasta ayer era noticia porque en una visita a un hospital de Escobar llevó como donación 30 pañales (treinta, sí, tres-cero) para adultos, ahora estaba intentando mostrarse como un político relajado, simpático, con onda.
Spoiler: no lo logró.
Lo peor es que todo estaba completamente forzado. La música sonaba, Yuyito lo animaba a “subir el volumen”, y él intentaba moverse al compás, pero terminaba siendo un espectáculo incómodo, un compilado de movimientos que parecían salidos de una reunión de oficina mal organizada.
Mientras los veía abrazarse, comer frutos secos y tratar de vendernos una imagen de “somos copados y divertidos”, no podía dejar de pensar: ¿esto es política? ¿Esto es televisión? ¿Esto es un castigo por algo malo que hice?
La escena era una versión exagerada del clásico verso de Discepolo “la Biblia y el calefón” (sin Biblia).
Todo mezclado, nada en su lugar. Por un lado, Yuyito con esa sonrisa que quiere convencerte de que esto es un momento especial. Por el otro, Espert, ese economista que hasta hace poco cultivaba un perfil técnico y amargo, ahora convertido en el hombre que intenta ser “el político cool”. Y en el medio, yo, desde mi casa, preguntándome cómo hago para desver esto.
Ayer mismo, las redes sociales explotaban de críticas hacia Espert por lo de los pañales. ¿Cómo alguien puede pensar que 30 unidades son un aporte significativo para un hospital que consume 760.000 al mes?
COLDPLAY LITERAL: “FRÍA REPRODUCCIÓN”
Pero ahí estaba él, no para responder sobre eso, sino para instalarse en la tele como el nuevo “líder” libertario que, a falta de carisma, quiere ganarte con un paso de baile descoordinado. Y encima ensuciando a Coldplay.
Lo peor es que esta estrategia ya la vimos. Javier Milei construyó su figura política desde los paneles de televisión, instalándose como un personaje antes que como un candidato.
Ahora parece que están intentando lo mismo con Espert, pero no todos tienen la capacidad de sostener el circo mediático sin que termine en un espectáculo vergonzoso.
Así que acá estoy, rogando por un dispositivo como el de “Men in Black” que me permita borrar de mi mente lo que acabo de presenciar. Porque una cosa es sufrir vergüenza ajena, y otra muy distinta es que esa vergüenza te persiga todo el día.
Si alguien sabe cómo borrar esta conmocionante visión, por favor, avíseme.