Investigadores de CONICET revelaron que la exposición prolongada a olas de calor reduce la fertilidad masculina: “Encontramos una asociación negativa entre las olas de calor cuya frecuencia se ve incrementada por el cambio climático y la calidad del semen”, aseguró Mónica Vazquez-Levin, coordinadora del estudio, investigadora del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental y fundadora y coordinadora de AndroLATAM, red de profesionales en Salud Reproductiva Masculina de Latinoamérica.
Este miércoles 24 de julio, el principal organismo dedicado a la promoción de la Ciencia y la Tecnología en la Argentina publicó que, mediante un estudio, especialistas comprobaron que las olas de calor reducen la fertilidad masculina.
¿Cómo fue el descubrimiento?
El equipo está compuesto por Gustavo Luis Verón, Ania Manjon y Mónica Vazquez-Levin y el estudio entrecruzó datos de análisis de espermatozoides de cerca de 55 mil hombres en la Ciudad de Buenos Aires y del Servicio Meteorológico Nacional entre 2005 y 2023. Según señalaron, esta información puede guiar el diseño de estrategias que mitiguen esos efectos adversos en la salud reproductiva masculina.
“Nuestro análisis reveló que aquellos hombres expuestos a olas de calor durante el desarrollo de sus espermatozoides (3 meses previos a la obtención de la muestra de semen) mostraron un menor número de espermatozoides y una morfología normal disminuida en comparación con aquellos que no estuvieron expuestos durante ese período”, detalló Vazquez-Levin acerca del estudio que fue publicado en la revista Science of the Total Environment y se hizo en colaboración con el Laboratorio Clínico CEUSA-LAEH de la ciudad de Buenos Aires.
De acuerdo a la publicación del organismo, diversas condiciones que inducen estrés térmico se asocian con una disminución de la calidad del semen evidenciado por la presencia de alteraciones en sus indicadores (cantidad, motilidad y morfología espermática). “Ejemplo de ello son ciertas condiciones clínicas, como el varicocele y la obesidad, así como situaciones socioambientales de exposición prolongada a altas temperaturas, como se observa en ciertas tareas laborales (soldadores, panaderos, herreros) y durante la temporada de verano (tanto en pacientes en consulta en laboratorios de diagnóstico como en donantes fértiles en bancos de semen)”, describió Vazquez -Levin.
Respecto al proceso de investigación, Gustavo Luis Verón explicó: “Uno de los grandes desafíos de este trabajo fue manejar la enorme cantidad de datos biológicos y climáticos. Para hacerse una idea, los datos climáticos incluían registros de temperatura hora a hora de los 365 días del año durante 19 años. Extraer información útil de esta vasta cantidad de datos requirió desarrollar programas para depurar, organizar, combinar y analizar toda esta información”.
Es así que cada parte de la investigación, señalan, implicó meses de trabajo, desde la aplicación de diferentes métodos matemáticos para resolver cada problema, el desarrollo de programas para el análisis formal, y análisis crítico de los resultados.
El estudio demostró que, en promedio, los hombres no expuestos a olas de calor tuvieron unos 65 millones de espermatozoides mótiles, mientras que los expuestos tuvieron alrededor de 58 millones. “Esto significa que, en promedio, los hombres expuestos a olas de calor tuvieron 7 millones menos de espermatozoides mótiles, lo que podría afectar su fertilidad”, sostuvo Verón.