El 60% de los argentinos afirma haber tenido algún tipo de fetiche sexual, según una encuesta realizada por una app de encuentros extraconyugales a más de 16.000 usuarios.
De acuerdo a los resultados del informe desarrollado por Gleeden, los encuestados eligieron dentro de sus prácticas favoritas la dominación y el voyeurismo pero… ¿qué son exactamente?
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Según detallan desde la aplicación, el primero es una práctica dentro del BDSM (Bondage, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo y Masoquismo) que implica una exploración de roles entre las partes y el dominio de una persona sobre otra en un contexto sexual o genérico.
El voyeurismo, en tanto, consiste en observar a otra persona o grupo de personas mantener relaciones sexuales entre ellas sin participar de la actividad.
Particularmente sobre esto último, el 43% de los encuestados dijo que estaría de acuerdo en mantener relaciones sexuales con una persona mientras una tercera observa, el 30% que no lo haría en una primera instancia pero que lo probaría si se diera la posibilidad y el 27% que no le genera excitación.
Asimismo, al ser preguntados sobre sus fetiches preferidos, los usuarios respondieron dominación (38%), voyeurismo (31%), exhibicionismo (18%), podolatría (7%), sadomasoquismo (4%), cuckolding (2%).
“No hay dudas de que la visión del amor y la infidelidad está cambiando paulatinamente. Mientras hace unos años era impensado hablar de amor libre, poliamor o inclusive de infidelidad femenina, hoy la sociedad se permite tener un diálogo constructivo sobre lo que debe ser una pareja y las buenas prácticas para mantenerla”, resaltan desde la app.
En este marco, agregan que “dentro del abanico sexual también surgió una práctica que responde a las necesidades de los infieles y parejas abiertas”. Se refieren al cuckolding, tendencia que consiste en tener relaciones con terceros y contar la experiencia a la pareja con detalles.
Durante la encuesta, el 88% de los usuarios de la aplicación dijo que, siendo consentido, el cuckolding no es una práctica considerada como traición, ya que forma parte de los códigos entre una pareja y cuenta con el visto bueno de ambas partes.
En este accionar el centro de la fantasía se encuentra en el relato y es condición indispensable para su desarrollo que exista un consentimiento claro entre las parejas, con reglas claras con lo permitido y no permitido. “Además, es indispensable que no surjan celos, recriminaciones o cualquier tipo de reclamo”, remarca Gleeden.
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