Luciano Fusaro, presidente de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor, explicó la situación del sector frente a lo que será, salvo que medie una conciliación obligatoria de último momento, un paro de trabajadores enrolados en la UTA (Unión Tranviario Automotor) en búsqueda de recomposiciones salariales.
“Nosotros somos una actividad cuyos ingresos están regulados por el Estado, que es quien decide la plata que necesitan las empresas para operar. Y cuando uno ve las estructuras de costo que determinan esos ingresos que van hasta el mes de junio, no hay visto ninguna partida para ajuste paritario”, planteó.
Fusaro aseguró que en ese escenario, “no están los recursos y matemáticamente es demostrable” que no se pueden recomponer salarios. “Obviamente, el gremio exige su parte, lo que ellos entienden que corresponde, es una recomposición salarial del 2,5% mensual cada mes para febrero, marzo y abril que se va el salario básico de 1.200.000 pesos o cerca de 1.300.000 pesos”, agregó.
En contrapartida, indicó los costos de la actividad “no están regulados”. “Cuando el gasoil aumenta tiene que aumentar, aumenta, las cubiertas, todo igual. Entonces, hay una asimetría permanente entre el ingreso que recibimos, nuestros costos y además nos tenemos que hacer cargo y somos responsables de la paritaria porque somos empleadores”, se quejó.
Colectivos viejos, menos frecuencias y menos pasajeros
Fusaro reseñó las consecuencias de la delicada situación del transporte automotor de pasajeros, que se pueden sintetizar en el envejecimiento de las unidades, las restricciones en las frecuencias y las mermas de pasajeros, que redundan en un circulo vicioso y peligroso.
“El parque móvil de las empresas se está haciendo cada vez más viejo. Eso hace que se rompa más, cueste más mantenerlo. Además no está todo el dinero para todas las frecuencias, eso el público lo termina viendo”, admitió, ratificando una percepción general del público, especialmente en el AMBA.
Puesto en números, el presidente de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor habló de una flota que se compone en una tercera parte de unidades de más de 10 años de antiguedad, cuando antes eran sólo el 15 por ciento; una pérdida de 15 por ciento de las frecuencias y de 20 por ciento en cantidad de pasajeros.
El Empresario transportista explicó que hay una distorsión del cálculo de costos por parte del Estado, que estima mil pesos por cada boleto cuando los cálculos de los empresarios superan los 1.600. “Tenemos que hay un tercio de los costos que no están”, se quejó.