“Ay, no, no, no…”. La abuela se tapa la cara. Sonríe y mira al smartphone que la graba, luego se quita los lentes sin abrir los ojos. Está lagrimeando. “Me hiciste llorar, p…”, dice, tiernamente moderna. Mientras tanto, el abuelo -en un shock bien disimulado- mira la pantalla del celu de la familia. Del otro lado está Luca Arfaras. El nieto.
El crack de la Reserva de Estudiantes que acaba de anunciarles que firmó su primer contrato profesional, una noticia que repercutió en su Chascomús natal -medios locales se hicieron eco- y que también caló hondo en una familia que vive días de felicidad profunda.
Delantero “potente y versátil, capaz de moverse por todo el frente de ataque buscando asociaciones”, tal y como lo presentó el club al momento de anunciar la rúbrica del purrete, Luca se ganó la posibilidad de integrar el staff profesional luego de sus grandes actuaciones en Reserva.
Sin ir más lejos, marcó un gol en el clásico ante Gimnasia (2-0, en mayo) además de ser figura en el encuentro de octavos de final del torneo Proyección del primer semestre, ante Instituto.
Y, claro, cada vez que Arfaras juega, su familia está ahí. Presente. Alentando a este chico que nació el 9 de febrero de 2006, que convirtió cuatro goles en los 13 encuentros que disputó en su categoría.
“Trabajo para el equipo, siempre es importante hacer goles para el delantero. Por suerte se me está dando… esperar la oportunidad, obviamente”, le decía a Cielosports el jovencito que se transformó en orgullo de su ciudad al igual que Joaquín Tobio Burgo, formado en Atlético de Chascomús.
Aunque su tránsito por la última fase formativa estuvo afectado por algunas lesiones que le quitaron continuidad, Arfaras se recuperó y se afianzó. Categoría 2006, llegó proveniente de Tiro Federal y desde el 2024 se volvió una fija.
Con proyección de Primera, claro. Y su familia, como en cada partido, estará para acompañarlo en UNO, como en el Country, como en cada rincón en el que juegue. Y si no se puede, el celular será el vehículo para más emociones.