En pantalla partida: ellos, Robertito Funes Ugarte y su compañera de LN+, desde el estudio con aire acondicionado y aroma a café de especialidad; las imágenes, de una comunidad originaria de Salta con casas precarias y chicos descalzos.
Lo que vino después fue un combo de conmiseración, paternalismo y diagnósticos sacados de la comodidad del living porteño. El minuto viral terminó pareciendo un sketch en vivo de Micky Vainilla: todo tragicómico y con aroma a terraza de Palermo.
FRASES HECHAS Y LAMENTOS DE “SEÑORA BIEN”
Robertito abrió la valija de soluciones rápidas: “Yo no sé si ahí el gobernador de Salta o el intendente de esa zona se acerca allí a este barrio… ¿por qué no se acerca con una camioneta o un camión lleno de cosas?”. La política pública, reducida a reparto puntual. Problema complejo = logística estilo delivery.
Enseguida su compañera entró en modo antropóloga de sobremesa: “Las mujeres parecen gente de 70 años… no saben ni cómo cuidarse, Robert, para no seguir trayendo chiquitos al mundo en esas condiciones”. Diagnóstico rápido: edad aparente + lección moral express.
Y ahí, cuando la cosa ya rozaba lo ridículo, Robertito largó la frase que quedó flotando en las redes: “no son animales, y si fueran animales también” — la indignación paternalista mezclada con una torpeza discursiva que pretende ser compasión y termina siendo desdén.
La geografía también sufrió: “está tan apartado este pueblito… que mucha gente se confunde, ¿cree que es Bolivia o puede ser Paraguay?” Como si, más allá de la General Paz, se activara el Gran Desconocido Sudamericano.
El cierre trajo la clásica solución de escritorio: “La idea sería sacarlos de allí… por lo menos darles unas viviendas dignas”. Mudanza paternalista con noble intención y cero consulta a la gente afectada.
LO QUE QUEDÓ FLOTANDO EN LN+
Lo más curioso (y peligroso) de ese minuto viral fue la naturalidad con la que se habló desde la burbuja: diagnóstico sin campo, soluciones sin plan y mucha emoción de actuación performática estilo “lo que hay que decir”. Es el tipo de cobertura que genera “sentido común” en el espectador urbano: emotiva, simplificadora y condescendiente.
Y ojo: no hace falta viajar a la “selva” de Salta para ver realidades similares. A pocas horas de la ciudad e donde viven hay barrios y villas con problemas parecidos —pero no quedan tan “exóticos” en el relato televisivo, porque no sirven para el tono de “safari” que tanto divierte al estudio.