Los “viajeros frecuentes” dan cuenta que es algo que no tuvieron oportunidad de ver en ningún otro lugar del mundo. Por lo tanto podría decirse que no sólo es un “invento argentino” sino también que, salvo alguna excepción puntual, nunca nadie lo quiso importar desde nuestras tierras. Se trata de un jabón en formato ovalado (como un limón) que se cuelga de la pared a través de un dispositivo que permite girarlo 180 grados. ¿La razón de su existencia? Evita que se robe un clásico jabón en “pan” en baños públicos, y es mucho más económico que el jabon líquido con su sistema de dispenser poco duradero.
En décadas pasadas el invento del “jabón paja”, como muchos lo bautizaron irónicamente, llegó a ser un clásico en estaciones de servicio, reparticiones gubernamentales y bodegones que querían nutrir a sus baños de algún adminículo para lavarse las manos que no les haga dejar sus ganancias diarias en la reposición de este elemento cada 5 minutos.
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Una marca en particular lo suministraba mayoritariamente, y se había hecho tan popular que hasta en algunos domicilios lo habían adoptado, porque evitaba la incomodidad del resbaloso jabón tradicional, en épocas precedentes a la masificación del uso del jabón liquido.
Sin embargo, el ahora retornado invento, cuyo nombre comercial es “practibón”, tuvo su etapa de “cancelación” cuando ese otro sistema más higiénico y menos perturbante a la vista, reemplazó su utilización en algunos sitios públicos. Aunque no en todos los casos.
ERA EL JABÓN DE PARED… O NADA
Otros optaron por directamente eliminar la provisión de jabón para mano en cualquiera de sus modalidades y quedaron solo como un “bien de lujo” para “Shoppings de alta gama” o aeropuertos, dejando a otros tugurios malolientes sin ninguna opción de limpieza.
De acuerdo a varios testimonios, en los últimos meses se está produciendo la “rentree” del “jabón paja”, para hacer lagrimear a los nostálgicos… y también a los amantes del buen gusto.
La mayor crítica a esa (hoy antigua) innovación, siempre fue paradójicamente la ‘falta de higiéne‘ que transmite que todos los usuarios deban “masajear” el mismo jabón, dejando en su humedad superficial los gérmenes y bacterias que, al nunca ser alcanzado por el agua, se transmiten de mano en mano.
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