Christian Siri es un ex comisario retirado de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. En 2007, mientras prestaba sus servicios para el Grupo Halcón, recibió múltiples disparos que le dañaron la médula ósea. Tras ser intervenido en numerosas ocasiones, el policía volvió a caminar. A principio de año, Provincia ART le negó los medicamentos y amenazó con cortarle la cobertura del tratamiento. Tras una regulación, hoy, no lo atienden correctamente.
La dramática situación que vivió en 2007 fue el inicio de un largo camino por recuperarse física y emocionalmente. En silla de ruedas y con un panorama desalentador, intentó de todo: lo trataron con morfina líquida para calmar el dolor, lo operaron en más de 50 oportunidades, intentaron quitarle las balas del cuerpo, ingirió ketamina, le sugirieron amputarse un brazo, pero nada era suficiente.
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Tras la firma la norma N° 13.985, Ley de Heridos de la Policía de la provincia de Buenos Aires, comenzó un tratamiento jamás antes realizado en el país: le colocaron una bomba de morfina asociada a un neuroestimulador. Gracias a ello, con mucho esfuerzo y empeño, comenzó a caminar nuevamente.
Las complicaciones con la ART: los inicios
Tras comenzar a recuperar lentamente su calidad de vida, tuvo que lidiar con Provincia ART para que cumpla con la cobertura. Siri debe internarse y recargarse la bomba con morfina todos los meses, lo cual implica un asunto engorroso ya que, más de una vez, se vio sometido a demoras que causan dolor, imposible de soportar.
En abril de este año, el cuadro del ex policía se agravó de tal forma que lo dejó postrado nuevamente. Ante esta situación, se comunicó nuevamente con la ART solicitando que se le suministrara Tramadol 50 mg., que necesita para mejorar su estado. Sin embargo, la respuesta fue que se dirija al Centro Médico Fitz Roy, situado en la Ciudad de Buenos Aires, donde debería solicitar una receta y, luego, pedir el reintegro del dinero.
Siri reiteró que no se encontraba en condiciones físicas para moverse hasta el centro de salud y la respuesta automática de la ART fue bloquear su número de WhatsApp.
El herido en combate también debe pelear constantemente con los turnos médicos y con la quita de la atención del neurocirujano que le realizó las cincuenta operaciones y aquel doble implante que le devolvió la posibilidad de caminar. Es así como asegura que constantemente la ART lo amenaza con cortarle la cobertura de la cual depende su vida.
Nuevamente el enfrentamiento con Provincia ART: la actualidad
Recientemente, Siri se comunicó con INFOCIELO y contó el calvario que está viviendo: “Estoy nuevamente con problemas graves de salud en virtud a los daños que me viene causando la morfina y no tener un equipo clínico especializado que me guíe“.
Así es cómo visito el Hospital Médico Policial Churruca de Parque Patricios por cuenta propia, quiénes le dijeron que era necesario bajar la dosis de morfina. Y aquí radica el problema: “debería realizarme una gran cantidad de estudios complejos”.
Provincia ART le proveyó una “atención pésima” y con “cero profesionalismo” de parte de los médicos del Fitz Roy. Así lo relata Siri: “Hoy nuevamente estuve desde las 14 horas para que me vea un cirujano, el cual no sabía porque iba, me cuestionaba para que quería una endoscopia y colonoscopia”.
Y agregó: “Lo que la ART está haciendo es un abandono desde hace muchos años y por lo visto no se quieren hacer cargo de mi estado actual de salud que por desidia de ellos es que me encuentro así”.
Además, nos compartió un chat de cómo lo ignoran desde la ART:
El día fatídico: el accidente
En 1989, Siri, oriundo de la localidad bonaerense de Sarandí, se recibió en la Escuela de Policía Juan Vucetich. Años más tarde, ingresó al Grupo Halcón para cumplir su sueño de ser un policía de elite.
En 2007, cuando se desempeñaba como Subcomisario y Jefe de un escalón de combate, tras la orden de la Justicia Federal, encabezó un allanamiento para desbaratar una banda de narcotraficantes en Pablo Podestá que marcó un antes y un después en su vida.
Le solicitaron que los objetivos más complejos sean abordados por el Grupo Halcón, con él a la cabeza. Cuando llegaron, comenzaron a recibir balazos desde el interior de la vivienda. Al ingresar, dos hombres con fusiles lo atacaron y Siri logró reducirlos arriba de un sommier.
Pero cuando creyó que la situación estaba controlada, uno de los delincuentes se encontraba escondido bajo la cama con una ametralladora. Este abrió fuego sobre el cuerpo del Subcomisario y, a pesar de contar con la protección correspondiente, uno de los balazos recibidos le dañó la médula e inmediatamente cayó sin movilidad alguna en sus piernas.
Christian Siri contó su situación en abril.
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