El 2 de abril de 1925, Albert Einstein llegó a la ciudad de La Plata y, aunque fue recibido con honores, sus palabras sobre la capital bonaerense y sus habitantes no fueron del todo amables.
Tiempo después, en su diario, el físico expresó que la la entonces joven urbe era “moderna, tristona y poco animada“, y criticó duramente tanto a la elite como a los sectores populares del país.
A cien años de aquel episodio, sus declaraciones siguen generando controversia.
Durante aquella jornada, Einstein fue distinguido con el diploma honorífico de “miembro de la Universidad Nacional de La Plata” en presencia de consejeros superiores y profesores de la Facultad de Ingeniería y Física.
Posteriormente, fue agasajado con un almuerzo en el Jockey Club de la ciudad, organizado por las autoridades municipales. Como parte de su recorrido, visitó el Museo de Ciencias Naturales, donde mostró especial interés por el gliptodonte y el diplococo. También se presentó en el Partenón de la UNLP, edificio que en ese momento funcionaba como Gabinete de Física del Colegio Nacional y albergaba los instrumentos del Departamento de Física.
LA PLATA: “BRUJAS LA MUERTA”
A pesar del reconocimiento académico y la cordialidad con la que fue recibido, Einstein tuvo una visión crítica de la ciudad y sus habitantes.
Años después, al recordar su paso por La Plata, la describió de manera poco elogiosa: “De La Plata solo puedo decir que se parece a ‘Brujas la muerta’. Ciudad moderna, tristona y poco animada desde el punto de vista general, pero muy adelantada, espiritualmente hablando”.
Sus impresiones sobre Argentina en general también fueron contradictorias y, en algunos casos, marcadas por un fuerte sesgo eurocéntrico.
En el mencionado diario personal, escribió: “los argentinos de clase rica, criaturas estúpidas, me hartaron al menos en cuanto a intelecto. Miembros de la clase rica y ociosa sin mucho para hacer”.
Estas palabras contrastan con el respeto que posteriormente manifestó por algunos científicos y jóvenes estudiantes universitarios. Sin embargo, otras de sus descripciones duras y ofensivas estuvieron dirigidas a los sectores populares del país, a quienes mencionó en términos despectivos: “Indios, cínicos, sin cultura, con olor a cebo”.
El historiador Ze’ev Rosenkranz, especialista en los escritos de Einstein, confirmó que su primera impresión de Buenos Aires fue “bastante crítica y aburrida”. No obstante, con el paso de los días su opinión cambió en ciertos aspectos, llegando a elogiar a algunos de sus colegas científicos.
La visita de Einstein a Argentina quedó marcada por esta dualidad: por un lado, el reconocimiento académico y el intercambio científico; por otro, la mirada prejuiciosa con la que describió al país y su gente.
A cien años de aquel episodio, su paso por La Plata sigue generando reflexiones sobre el pensamiento de las figuras históricas y la persistencia de ciertos estereotipos en la percepción de Latinoamérica, en algún punto hasta similar a dichos discriminatorios del propio Domingo Faustino Sarmiento, de más de 50 años antes.
UNA VISITA CASI CINEMATOGRÁFICA
Sobre aquel transitar de Einstein por la UNLP se realizó en 2015 el film “Amanda: el día que Einstein vivió en La Plata”, del director Marcos Rodríguez.
Con actuaciones de Thelma Fardín y Cristian Drut, la película muestra la jornada en la que el ya entonces famosísimo científico pasó en la capital de la provincia de Buenos Aires, y rememora su arribo en un vehículo lujoso de la época como era el Ford «T» Runabout que terminó estacionándose frente al mismísimo Rectorado de la UNLP, sobre la calle 7 entre 47 y 48.
El físico alemán venía para compartir con la comunidad científica su entonces recién popularizada “Teoría de la Relatividad” y sus ideas «sobre la paz y lo sagrado de la vida».
Años más tarde se arrepentirá de haber colaborado lateralmente con la idea de la creación de las bombas que arrasaron con las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Fuente: Arnaldo Botto (Radio Reflejos 103.7)