A 30 años de su lanzamiento, en Rock Bonaerense repasamos por qué este álbum fue más que una despedida: fue un grito final cargado de actitud, irreverencia y legado eterno.
El cierre de una historia que cambió la música
Con Adiós Amigos!, los Ramones sellaron una carrera que definió la escena punk desde mediados de los 70. Joey, Johnny, Marky y C.J. Ramone no se despidieron en silencio. Lo hicieron con un disco enérgico, directo y brutalmente fiel a su esencia. “No queríamos hacer una lágrima, sino un disco de Ramones de principio a fin”, declararon en su momento.
El álbum incluye 13 canciones y abre con “I Don’t Want to Grow Up”, un cover de Tom Waits que, bajo el acelerador de los Ramones, se transformó en un grito joven: “No quiero crecer”. La frase se volvió casi un mantra para miles de fans que, a mitad de los años 90, ya sentían la nostalgia por una banda que nunca buscó agradar, pero terminó marcando a varias generaciones.
Punk hasta el final
Adiós Amigos! tiene un sonido pulido pero visceral. Con la producción de Daniel Rey, que ya había trabajado con la banda en álbumes anteriores, Ramones volvió a grabar temas de Dee Dee —como “Born to Die in Berlin” y “I Love You”—, reafirmando el vínculo inquebrantable con su bajista original, incluso después de su salida.
Una de las joyas del disco es “Life’s a Gas”, escrita por Joey, en la que canta con un dejo de melancolía pero sin abandonar el espíritu punk: “Don’t be sad / ‘Cause I’ll be there / Don’t be sad at all.” Una despedida simple, honesta y directa. Como ellos.
“Adiós Amigos”, una despedida con sabor argentino
Aunque grabado en Nueva York, Adiós Amigos! tiene un eco especial en Argentina, donde los Ramones encontraron uno de sus públicos más fieles. Nuestro país fue uno de los últimos lugares que pisaron en vivo antes de separarse. De hecho, a algunos de sus miembros, La Plata los recibió más de una vez con recintos repletos y pogo hasta la vereda.
Marky Ramone, el baterista de la banda, ha regresado a La Plata en varias ocasiones con su proyecto solista, Marky Ramone’s Blitzkrieg, para homenajear a Los Ramones y tocar sus clásicos. Además, Dee Dee Ramone, el bajista original, también vivió en La Plata por un tiempo y llegó a tocar en un boliche local llamado Chacal, ubicado en la esquina de 8 y 42, en febrero de 1999.
En 1996, apenas un año después del disco, los Ramones se separaban oficialmente tras una gira de despedida que incluyó una legendaria fecha en el estadio de River. Ese último grito de guerra sigue retumbando en las bandas del under local, en las remeras de la feria, y en los corazones punk de todas las edades.
Legado eterno
Treinta años después, Adiós Amigos! sigue siendo un testimonio de lealtad a un estilo de vida: sin poses, sin sobreactuación, sin maquillaje. “Lo que más admiro de los Ramones es que jamás se traicionaron. Fueron punk antes de que existiera la palabra”, decía C.J. Ramone en una entrevista.
El título del disco —una especie de broma interna entre los miembros de la banda— termina funcionando como resumen perfecto de su carrera. Porque aunque dijeron adiós, en realidad nunca se fueron. Los Ramones siguen vivos en cada canción que escupe bronca y en cada pibe que agarra una guitarra creyendo que con tres acordes puede cambiar el mundo.