Un reciente relevamiento de Circuitos Consultora, realizado entre el 29 y el 30 de abril de 2025, arroja una fotografía clara y contundente del panorama político y social bonaerense: una provincia profundamente dividida, con múltiples expresiones partidarias que se reparten el electorado, un marcado escepticismo hacia la situación económica actual y un estado de ánimo que oscila entre la esperanza y el enojo.
La encuesta (realizada mediante IVR a 1.162 personas mayores de 16 años, con un margen de error de ±3,5%) abarcó tanto la Primera como la Tercera sección electoral del Gran Buenos Aires, incluyendo los tres cordones del conurbano y partidos del interior. La ficha técnica indica un estudio con cuotas sociodemográficas y proporción de votantes por región. El relevamiento estuvo dirigido por el licenciado Pablo Romá.
Uno de los datos centrales del informe es la percepción que tiene la ciudadanía sobre la situación actual del país: el 44,1% la considera mala o muy mala, mientras que solo el 34,7% la califica como buena o muy buena. Además, un 18,4% optó por señalarla como “regular”, dejando un margen mínimo (2,8%) que aún no tiene una opinión definida. Esta visión crítica se traduce también en las expectativas personales: un 40,3% cree que su situación económica empeorará en los próximos meses, frente a un 34,3% que espera mejoras.
En este contexto, las medidas impulsadas por el presidente Javier Milei también dividen aguas. Si bien un 37,7% expresa estar de acuerdo con su paquete de reformas, un 45,6% se manifiesta en desacuerdo. Esta diferencia también se refleja en la confianza que genera su liderazgo: el 41,3% no confía en él, mientras que el 31,8% dice tener “mucha confianza” y un 14,9% “poca”. El impacto de sus decisiones económicas genera preocupación: un 41,5% de los encuestados considera que tendrán un “alto impacto” en su economía personal o familiar, y un 27,3% cree que el efecto será moderado.
El estado de ánimo de los bonaerenses ante el rumbo del país expresa esa misma polarización. Mientras un 37,8% muestra “optimismo y esperanza”, otro 30,6% declara sentir “pesimismo y enojo”, y un 25,5% indica vivir la situación con “preocupación e incertidumbre”. La grieta, lejos de cerrarse, se ha resignificado: ya no solo se expresa entre bloques partidarios tradicionales, sino también en la forma en que la ciudadanía experimenta y proyecta su presente y futuro.
Alta fragmentación electoral de cara a 2025
Cuando se consulta por intención de voto para las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, el escenario muestra una elevada fragmentación. En el primer escenario planteado, Unión por la Patria lidera con el 33,8%, seguido por La Libertad Avanza con el 28%, y el PRO en un lejano tercer lugar con el 13,6%. Otros espacios como el Frente de Izquierda (4,6%), Principios y Valores (3,8%) y la Unión Cívica Radical (2,8%) completan el cuadro junto a un 9,3% que no se inclina por ninguna de las opciones.
Sin embargo, el panorama cambia sustancialmente en un segundo escenario, en el que La Libertad Avanza amplía su ventaja al 41,3%, mientras que Unión por la Patria desciende levemente al 33,2%. En esta proyección, el resto del electorado se dispersa aún más: la UCR llega al 5,2%, el FIT al 5,5%, Principios y Valores al 4,1%, y Hacemos Coalición Federal queda en apenas 1,1%. Otro 7,6% directamente no votaría por ninguno.
La alta atomización del voto, con al menos siete fuerzas con intención de captar parte del electorado, revela una oferta política diversa pero fragmentada, que diluye opciones mayoritarias y refleja un electorado cada vez menos alineado con estructuras tradicionales. Lejos de una recomposición del sistema político, la encuesta indica que los votantes bonaerenses se enfrentan a una multiplicidad de propuestas que, en muchos casos, resultan más testimoniales que competitivas.
Mientras la imagen del presidente Milei sigue siendo objeto de análisis permanente, el foco del presente informe pasa por la sostenida tensión entre la esperanza y la decepción que atraviesa a buena parte de la sociedad, junto a una oferta política que, en lugar de sintetizar demandas, las dispersa aún más. La Provincia de Buenos Aires (motor político y electoral del país) vuelve a mostrarse como el territorio donde la polarización convive con la incertidumbre, y donde cada elección redefine los contornos de una sociedad en transformación.