A través de una serie de trucos contables y discursivos, el gobierno nacional presenta una imagen de orden macroeconómico que sostiene su acción política y que, como era de esperarse, no se condice con la realidad.
Entrevistado al aire de Palabras más, palabras menos, por LA CIELO 103.5 FM, el economista y analista financiero Christian Buteler desarmó con precisión técnica el relato oficial que sostiene el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo.
“La mayoría de los argentinos, incluso quienes trabajamos en esto pero no somos especialistas, vemos pasar el debate sin mucha precisión”, introdujo Albino Aguirre. Buteler se encargó de aportar esa precisión.
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El superávit fiscal que no cuenta las deudas
Uno de los pilares del discurso oficial es el equilibrio fiscal. Milei lo repite como consigna: “equilibrio fiscal a cualquier costo”. Sin embargo, Buteler advierte que ese equilibrio es parcial. “Hay superávit fiscal primario si se mide en base caja, es decir, lo que efectivamente paga el Tesoro. Pero eso excluye los intereses de deuda”, explicó.
La omisión no es menor. Cuando se incorporan los intereses —como corresponde en una medición en base devengado— el superávit desaparece. “Ahí aparece una trampa contable. Hay una gran cantidad de deuda que no paga intereses, sino que los capitaliza. No se registran como gasto, pero siguen siendo obligaciones del Estado”, señaló.
El mecanismo de capitalización de intereses permite que el gobierno no registre como gasto lo que en realidad representa un costo financiero. “Si hay 100 pesos de deuda, de los cuales 10 son intereses, al vencimiento esos 10 se suman al capital. No se pagan, pero pasan a formar parte de la deuda”, explicó Buteler.
Este tipo de instrumentos —como los ONCAP— permiten al Tesoro diferir pagos y mostrar resultados fiscales más favorables. “Si fuera una parte chica de la deuda, podría pasar desapercibido. Pero hoy esos instrumentos representan un porcentaje muy importante de la deuda en moneda local. Ya no se puede ignorar ese impacto”, advirtió.
La emisión monetaria presentada como utilidades
Otro eje del discurso oficial es la supuesta eliminación de la emisión para financiar gasto público. Milei lo presentó incluso como un decreto: el Banco Central no podrá transferir fondos al Tesoro para cubrir gastos primarios. Buteler lo desmintió con datos concretos. “Eso no existe, ya pasó. El Banco Central emitió 12 billones de pesos en abril para asistir al Tesoro vía giro de utilidades. Es una emisión directa, aunque no se la denomine adelanto transitorio”.
La operación se presenta como una transferencia de ganancias. “El Banco Central dice que tuvo utilidades, por ejemplo, porque subieron los precios de los bonos o por una devaluación que valorizó sus activos en dólares. Entonces transfiere esas utilidades al Tesoro. Pero para hacerlo, imprime pesos. Es emisión, aunque se evite llamarla así”, explicó.
Un decreto para prohibir lo que ya se ejecutó
La sobreactuación presidencial en torno al decreto que prohíbe el financiamiento del Tesoro por parte del BCRA fue otro punto que Buteler desmontó. “Hecha la ley, hecha la trampa”, dijo con ironía. “El gobierno ya encontró formas de evitar esa prohibición. No hay adelantos transitorios, pero hay transferencias por utilidades contables. El resultado es el mismo: más pesos en circulación”.
La diferencia es semántica, no económica. “Podrían haber vendido bonos en el mercado y transferido los pesos sin ampliar la base monetaria. Pero eligieron emitir. Eso tiene impacto inflacionario, aunque no se lo reconozca”, agregó.
La intervención cambiaria que genera emisión
En julio, el Banco Central intervino en el mercado de dólar futuro para contener la suba. Vendió contratos a precios estimados, pero el dólar cerró por encima de lo previsto. “El BCRA perdió dinero en esa operación. Y cuando pierde, emite para cubrir la pérdida”, explicó Buteler.
Aunque no se trate de asistencia directa al Tesoro, el efecto es el mismo. “La inflación responde a la cantidad de pesos en circulación. No importa si la emisión fue para pagar intereses o para intervenir en el mercado cambiario. Hay más pesos, hay más presión sobre los precios”, sostuvo.
Durante 2023, el gobierno prometió mantener fija la base monetaria amplia, que incluye no solo los pesos en circulación sino también los retenidos por el BCRA y el Tesoro. Ese compromiso se abandonó en abril. “Ya no hay obligación de mantenerla fija. Y eso habilita más emisión”, señaló Buteler.
La ampliación de la base monetaria no se reconoce públicamente, pero tiene consecuencias. “Cuando los pesos retenidos se ponen en circulación, el impacto es el mismo que si se hubieran emitido desde cero. Es una bomba de tiempo”, advirtió.
Buteler dejó al descubierto una serie de mecanismos que el gobierno utiliza para sostener su narrativa de orden macroeconómico. No se trata de una denuncia ideológica ni de una operación política: se trata de contabilidad, de técnica, de economía real.
“Por la magnitud de los intereses que se capitalizan, es necesario que los traigamos al debate. Si los incorporamos al resultado fiscal, ya no hay superávit, hay déficit”, concluyó Buteler el especialista, confirmando una sospecha que tienen cada vez más argentinos.