Las empresas petroleras en Argentina tienen previsto aplicar un nuevo aumento en los precios de los combustibles a partir de noviembre. Según estimaciones, la suba podría alcanzar hasta un 4%, impulsada principalmente por el aumento de costos y posibles ajustes en los impuestos al combustible.
YPF, la petrolera estatal que lidera el mercado, planea un incremento inicial del 2% en el precio de la nafta y el gasoil. Este ajuste sería consecuencia de factores como la devaluación del tipo de cambio oficial, que ronda el 2% mensual, y el encarecimiento de los biocombustibles y precios internacionales del crudo, los cuales impactan directamente en la estructura de costos. De confirmarse una actualización del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC) por parte del Gobierno, el aumento final podría llegar al 4%.
Durante octubre, el precio del barril de petróleo internacional experimentó una suba del 7%, impulsada por las tensiones en Oriente Medio. Actualmente, el crudo cotiza en torno a los 71 dólares por barril, lo que limita en parte el impacto de estos incrementos en el mercado local.
En caso de que el ajuste de YPF sea del 2%, el litro de nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires podría subir de $1.048 a $1.069, mientras que la nafta premium pasaría de $1.296 a $1.322.
Un 2024 con caídas constantes en las ventas de combustibles
En septiembre de 2024, las ventas de combustibles en Argentina registraron una caída del 11,8% respecto al mismo mes del año anterior, marcando diez meses consecutivos de disminución, según datos de la Secretaría de Energía. La reducción fue especialmente severa en el gasoil, con una baja del 15,7%, mientras que la nafta cayó un 8,4%. La nafta premium fue la más afectada, con una disminución del 20,7%, lo que sugiere que los consumidores están optando por opciones más económicas en medio de la crisis.
Alejandro Pegoraro, director de Politikon Chaco, explicó que la recesión económica es un factor clave detrás de esta tendencia, destacando que el consumo de gasoil, crucial para el transporte y la agricultura, ha sido particularmente sensible a los ciclos de cosecha. En épocas sin cosecha, la baja en ventas ha sido más pronunciada, afectando la demanda de este combustible clave.
Regionalmente, las provincias fronterizas como Formosa y Misiones regsitraron las mayores caídas, con descensos superiores al 20%, atribuibles a la pérdida de competitividad de precios tras la devaluación de diciembre. Por otro lado, CABA y Tierra del Fuego presentaron bajas menores, reflejando variaciones en los hábitos de consumo y la estructura de precios en distintas áreas del país.