Un terapeuta a la derecha. Un asesor de marketing político a la izquierda. La nueva agenda de las candidatas tanto en Provincia de Buenos Aires como en CABA incluyen coptar, seducir o cautivar a la generación “z”: los centennials; los autores de frases como “callate mamá que estoy en medio de call of duty, voy a comer después”, o de “tenés 50 pesitos pa’ la birra”, de acuerdo al decil económico/social al que pertenezcan.
Victoria Tolosa Paz rompió esta semana todos los records de velocidad en instalarse dentro de un segmento que no mira TV ni escucha radio, pero cuyas feromonas y testosteronas les hacen parar la oreja cuando escuchan la palabra “garchar” de boca de una política, que encima las chicas miran pensando “me gustaría llegar así a los 40 y pico”, y los pibes (aunque no todos sepan el acrónimo inglés), la ven como una “re MILF”.
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Y si a eso se le suma que a la cándida, con imagen instalada de “laica consagrada”, María Eugenia Vidal, no le parece mal que un chico o una chica de Palermo, Colegiales, Belgrano o Coghlan se fumen un porro de vez en cuando, aunque sin permitírselo a las “zonas vulnerables”, podemos decir que nos encontramos ante la más moderna agenda de infantilismo político “progre o conserva” de las últimas décadas.
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Ni el garche es exclusividad peronista ni el porro es privilegio de los chetos.
Lo que sí lo sería, o al menos da esa impresión, es la obsesión de María Eugenia Vidal y Victoria Tolosa Paz por agradar a su tropa con palabras que suenen musicalmente coordinadas con los pensamientos pre existentes.
Porque al peronista nadie le va a sacar de la cabeza que garchar, lo que se dice garchar, nadie lo va a hacer mejor que ellos/as, porque entienden que no tienen tantos prejuicios ni “pacatedades formales” al momento de ejecutar un “salto del tigre”, un “paseo por colectora”, o un “pegging” de la piba con un cinturonga.
Victoria Tolosa Paz utilizó una acabada definición histórica, utilizada dentro de la militancia peronista, en el vivo por streaming de Pedro Rosemblat y Rechimuzzi
Y a un nacido y criado palermitano de pura cepa, nada suena mejor a sus oídos que saberse como parte de los pocos privilegiados en poder fumarse un porro de finas hierbas sobre colchón de papelillos satinados con dejos de jengibre bengalí, sin que alguien los joda.
Nada es inocente. Cada cual le habla a lo que imaginan es su novedoso público, que detesta la política, pero ama porrearse y garchar.
Para María Eugenia Vidal no es lo mismo fumar un porro de marihuana en Palermo que en la villa 1-11-14
Tanto Victoria Tolosa Paz como María Eugenia Vidal explotan los recortes sociológicos que ello implica. Una parece repetir: Vos vení, garchá y sé feliz con nosotros.
Y la otra susurra: “Vos quedate tranquilo, que vas a poder seguir con el porro, pero no lo vamos a legalizar, así el pibe de la villa va a continuar yendo en cana mientras vos echás tus humos en paz”.
El hambre, la miseria, la desocupación, la inflación, las inequidades, la deuda, los negocios de unos pocos y las prebendas, que esperen al 2023.
Nuestra agenda está ocupada en otros temas.
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