Donald Trump inició su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos con un discurso contundente desde el Capitolio, delineando las prioridades de su gobierno bajo la promesa de inaugurar una “Edad Dorada” para el país. “A partir de este momento, el declive de Estados Unidos ha terminado“, afirmó al inaugurar su mensaje, que estuvo cargado de referencias a la restauración del poder, la identidad y la prosperidad nacional.
Entre los puntos centrales de su discurso, Trump anunció la declaración inmediata de dos emergencias nacionales: una en la frontera sur con México y otra en el ámbito energético. La primera busca abordar la migración irregular con medidas drásticas como la política “Quédate en México”, que obliga a los migrantes a realizar trámites fuera de territorio estadounidense. Además, destacó que enviará tropas militares a la frontera y calificará a los carteles mexicanos como organizaciones terroristas. En el plano energético, adelantó un giro radical hacia la explotación intensiva de recursos con la consigna “perforar, perforar y perforar”, prometiendo bajar costos internos y competir en los mercados internacionales.
La batalla cultural como bandera
Trump reforzó su alineamiento con las ideas más conservadoras en materia cultural y social. Prometió restaurar lo que considera valores tradicionales, como el reconocimiento exclusivo de dos géneros, masculino y femenino, y afirmó que su administración terminará con políticas que, según él, diseñan la raza y el género en la vida pública y privada. Asimismo, aseguró que trabajará para reabrir las puertas de las Fuerzas Armadas a los soldados que se opusieron a vacunarse contra la COVID-19, presentándose como defensor de la libertad individual y los derechos religiosos.
En cuanto a la libertad de expresión, un tema recurrente durante su campaña, Trump anunció una orden ejecutiva para garantizar que el poder estatal no interfiera en plataformas digitales. “Nunca más el poder estatal se utilizará como arma contra la libertad de expresión”, sentenció ante empresarios tecnológicos como Elon Musk y Sundar Pichai, quienes asistieron a la ceremonia.
América Latina, en la mira
En el plano geopolítico, América Latina ocupa un lugar destacado en la agenda del nuevo gobierno. Trump anunció su intención de “recuperar” el control del Canal de Panamá, un proyecto que, según argumentó, es vital para la seguridad y el comercio de Estados Unidos. Además, propuso cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, una idea que ya había generado rechazo en la región y que refuerza su mensaje de dominio hemisférico.
Con estas medidas, Trump busca posicionar a Estados Unidos como la nación más poderosa y respetada del mundo. “América reclamará su lugar legítimo”, aseguró al final de su discurso, marcando el tono de lo que promete ser un mandato cargado de desafíos y controversias tanto dentro como fuera de las fronteras norteamericanas.
Javier Milei dijo presente
El presidente Javier Milei asistió a la ceremonia de asunción de Donald Trump en el Capitolio, donde se lo vio acompañado por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. El evento contó con la presencia de más de 2.600 invitados distribuidos en diferentes áreas del edificio, destacando la relevancia global del acto.
La relación entre Milei y Trump se fundamenta en una afinidad ideológica que abarca equilibrio fiscal, baja presión tributaria y mínima intervención estatal. Este lazo refuerza la conexión entre Argentina y Estados Unidos, con Milei alineado naturalmente al programa conservador de Trump, sin necesidad de crisis políticas como en administraciones anteriores.
Esa sintonía también se proyecta en las negociaciones con el FMI. Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, buscan un desembolso extraordinario de hasta 20.000 millones de dólares para fortalecer las reservas del Banco Central, lo que fue discutido en una reunión con Kristalina Georgieva, quien destacó el programa de ajuste económico argentino.