Los argentinos están viviendo un presente económico con más alivio, abriendo sus billeteras para compras importantes, pero persisten las dudas sobre el futuro del país. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), un indicador elaborado por la Universidad Di Tella, de julio de 2025 reveló un incremento del 1,97% respecto al mes anterior, situándose en 46,37 puntos. Este valor marca una notable recuperación, siendo un 18,61% superior al de julio de 2024 y alcanzando niveles no vistos desde noviembre de 2017, exceptuando picos puntuales a principios de 2025 bajo el actual Gobierno de Javier Milei. Desde su punto más bajo en enero de 2024, el índice acumuló una suba del 30,27%.
Esta mejora se refleja directamente en la economía personal de los hogares. El subíndice de Situación Personal creció un 2,48% en julio, mostrando una mejora del 10,50% interanual. Esto indica que, a nivel individual, las personas perciben avances o tienen mejores expectativas sobre su situación financiera en los próximos doce meses.
El dato más contundente sobre el presente es el marcado aumento en la intención de realizar compras importantes. La percepción favorable sobre Bienes Durables e Inmuebles es la que más se disparó, con un incremento mensual del 8,97% y un impresionante 86,61% en el último año. Esto significa que los consumidores están mucho más predispuestos a adquirir electrodomésticos, cuya percepción subió un 10,38% en el mes y un 88,63% interanual, e incluso automóviles o casas, con un alza del 7,02% mensual y 83,80% interanual en esta categoría.
En general, el componente de Condiciones Presentes del ICC, que mide la situación actual de los encuestados y su capacidad de consumo, experimentó un robusto crecimiento del 6,91% en julio, acumulando una significativa suba del 58,56% en el último año. Este indicador subraya la sensación de mejora tangible en el día a día de muchos argentinos.
La Cara de la Cautela y las Brechas Socioeconómicas
Sin embargo, el optimismo actual no se traslada al panorama macroeconómico. La percepción sobre la Situación Macroeconómica del país se deterioró, registrando una caída del 3,21% en julio y manteniéndose en terreno negativo en la comparación interanual (-2,18%). Esta disminución se debe principalmente a una visión más pesimista sobre el futuro económico de Argentina a corto plazo, con una baja del 5,12% en las expectativas a un año.
De hecho, el subíndice de Expectativas Futuras, que capta lo que la gente espera del país y de su situación personal a mediano y largo plazo, disminuyó un 1,41% en julio y se mantiene prácticamente sin cambios respecto a un año atrás (-0,11%). Esto revela que, aunque el bolsillo se siente mejor, persiste una cautela subyacente sobre la estabilidad y el rumbo general.
Las diferencias regionales y por nivel de ingresos también son significativas. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), la confianza lideró el repunte con un aumento del 7,69% en julio y un notorio 30,05% interanual. El Gran Buenos Aires (GBA) también mostró una mejora mensual del 1,94%.
En contraste, el Interior del país exhibió una leve caída mensual del 0,56% en el ICC total, y una contracción más marcada en su percepción macroeconómica (-5,87% mensual). Por nivel socioeconómico, la confianza creció con más fuerza en los hogares de ingresos altos (5,64% en julio). En cambio, en los hogares de ingresos bajos, la confianza cayó un 2,16% este mes, y sus expectativas sobre la situación macroeconómica nacional se deterioraron significativamente (-5,16% mensual).
Un Panorama con Luces y Sombras Regionales y Sociales
Este panorama sugiere que, si bien una parte de la población argentina está disfrutando de una mejora palpable en su economía personal y su capacidad de consumo, lo que los impulsa a realizar gastos importantes y a abrir la billetera, esta sensación de bienestar del presente no se traduce en una visión optimista unánime sobre el rumbo general del país. La incertidumbre sobre el futuro económico a nivel nacional mantiene a los consumidores en un estado de cautela y expectativa, especialmente en el interior y en los segmentos de menores ingresos.
Es como si la economía argentina fuera un barco: algunos pasajeros en cubierta están disfrutando de un sol radiante y calma en el mar, lo que los anima a pasear y gastar en la tienda a bordo. Pero al mismo tiempo, la mayoría mira el horizonte y las nubes se acumulan a lo lejos, generando preocupación sobre la tormenta que podría venir y el destino final del viaje.