La circular del Banco Central de la Nación (BCRA) cayó como un plomo en el ánimo cotidiano de los argentinos y argentinas que suman una nueva restricción como medida contra la crisis económica que, al día de hoy, no tiene un panorama claro de salida.
En medio del malhumor generalizado y las críticas, la portavoz presidencial Gabriela Cerruti brindó una conferencia de prensa en la que esbozó unas explicaciones sobre la necesidad de terminar con la financiación en cuotas de pasajes aéreos y consumos en el exterior, y aseguró que la medida es “puntual y momentánea”.
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Más allá de eso, desde el Gobierno no aclararon cuánto durará la medida. Cerrutti señaló que “en algunos casos habrá que esperar unos meses, en otros casos se podrá financiar de otra manera”.
El 1 de noviembre el cepo al dólar cumplió 10 años. Impulsado por Cristina Fernández de Kirchner a pocos días de ser reelecta para su segundo mandato. Fue una de las medidas más cuestionadas por la oposición, y que Mauricio Macri quitó sin precaución ni éxito: la fuga de dólares durante su gestión obligó a que Hernán Lacunza lo vuelva a implementar a fines de 2019, con un cinturón 10 veces más ajustado.
A partir de allí, no hizo más que profundizarse: restricciones a la compra mensual, recargos y ahora también la imposibilidad de acceder al dólar turista con tarjeta de crédito. De esa forma, la disposición del Banco Central se suma –por ahora– a una larga lista de medidas temporales que finalmente terminan eternizándose.
Aumentar el IVA y el impuesto al cheque: medidas icónicas en el “país del parche”
El IVA
Contrario a lo que se cree, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) no fue una medida de emergencia, sino que fue Juan Domingo Perón en 1973 quien impulsó la reestructuración de dos impuestos: a las ventas, que tributaba Nación, y a las actividades lucrativas, recaudación de las provincias.
Así nació el arancel por Ley 20.631, que en ese momento se fijó en 13% para los artículos generales y el 21% para una minoría de productos. Además, alimentos y bebidas quedaban exentos.
Las sucesivas crisis económicas, y el poder de recaudación del impuesto, hicieron que sea uno de los más buscados a la hora de encarar reformas que permitan mejorar el ejercicio fiscal del país. En 1986 el gobierno de Raúl Alfonsín unificó las alícuotas en 18%.
Aún más: en 1995, la crisis del Tequila afectó al gobierno de Carlos Saúl Menem. En medio de la recisión, la salida “transitoria” que encontró su gestión fue aumentar un 3% el IVA. Hace 25 años y siete gobiernos que se mantiene el monto “temporal”: 21%.
El impuesto al cheque
El caso del impuesto al cheque es otro de los gravámenes “temporales” que se perpetuaron en el país. Lo impuso Domingo Felipe Cavallo en su regreso al Gobierno durante la gestión de Fernando de la Rúa, antes de implementar el “corralito” y el “megacanje”.
El impuesto al cheque se lleva el 0,6% de depósito y cobro en aquellas transacciones bancarias que no sean salarios, jubilaciones y pensiones. Tenía fecha de vencimiento en diciembre de 2002, pero “pasaron cosas” –Mauricio Macri dixit–, y ya sopló 20 velitas. Según el informe de la AFIP, en octubre de este año recaudó $70.828 millones por este impuesto.
Bienes personales: 9 años que ya son 30
Otro de los gravámenes “temporales” del gobierno de Carlos Saúl Menem, que lo implementó durante su primera gestión, en 1991, por un período de 9 años, aunque los sucesivos gobiernos luego de él lo sostuvieron.
De la lista, es uno de los más regresivos: actualmente cuenta con un piso no imponible de bienes declarados por $3.000.000, a partir de los cuales se cobra una alícuota de 0,25%, que puede escalar a 1,25% si los bienes personales superan los $18.000.000 de valuación fiscal.
El cepo al dólar: una medida cada vez más profunda
Una creación de Cristina Kirchner para su segundo mandato
La mayoría de las medidas económicas temporales implementadas por los gobiernos en Argentina responden, o mejor dicho buscan responder, a una problemática que la propia Cristina Fernández de Kirchner apuntó en la famosa carta que publicó en su sitio web en octubre del año pasado.
“La Argentina es el único país con una economía bimonetaria: se utiliza el peso argentino que el país emite para las transacciones cotidianas y el dólar estadounidense que el país -obviamente- no emite, como moneda de ahorro y para determinadas transacciones como las que tienen lugar en el mercado inmobiliario. ¿Alguien puede pensar seriamente que la economía de un país pueda funcionar con normalidad de esa manera?”, describió la actual vicepresidenta.
El análisis es certero. Cómo resolver el problema, una incógnita que devela a más de un economista y funcionario, y que lleva a la creación de medidas inéditas. Es el caso del cepo al dólar, que la propia Cristina implementó en noviembre de 2011 ante una caída en las reservas del Banco Central. En aquel momento, la restricción únicamente era declarar ingresos en la AFIP y contar con su “visto bueno”.
Durante toda la segunda gestión de CFK, el cepo al dólar sufrió diferentes variaciones pero se mantuvo firme. A partir de 2014, se implementó un “dolar ahorro” que permitía adquirir hasta U$D 2.000 por mes, o el equivalente al 20% del salario e ingresos registrados ante la AFIP.
La promesa que Mauricio Macri tuvo que deshacer
Mauricio Macri, como prometió durante su campaña electoral, lo quitó poco después de llegar a la presidencia. El 16 de diciembre de 2015, Alfonso Prat Gay anunció el fin del cepo, que conllevó a una fuerte devaluación: el dólar oficial pasó de $9,80 a $15.
Sin embargo la gestión de Cambiemos no hizo bien las cosas en materia de finanzas, y las altas tasas de interés en los bonos y encajes, sumado al endeudamiento privado y el crédito multimillonario e histórico del FMI, obligaron que a fines de 2019 el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, vuelva a implementarlo con un tope de U$D 10.000 mensuales.
No alcanzó: en pocos meses, las reservas del Banco Central continuaban drenándose y Sandleris tuvo que anunciar un segundo endurecimiento, con el visto bueno del ministro Hernán Lacunza. El monto de U$D 10.000 se achicó a apenas US$ 200 por mes, por persona. Así terminó la gestión de Mauricio Macri.
Alberto Fernández y la profundización del cepo
En un contexto atravesado por la crisis, el gobierno de Alberto Fernández no sólo no quitó el cepo al dólar sino que lo profundizó. Primero le agregó un impuesto del 30%. Se trata del Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAÍS), que llevó la cotización del “dólar ahorro” a $82. En septiembre de 2020, en medio de la pandemia de coronavirus, al impuesto creado le adosó un 35% en concepto de retención de Bienes Personales.
Ayer se anunció la nueva restricción: no se podrán financiar pasajes ni consumos en el exterior con tarjeta de crédito, una nueva medida del Banco Central que busca frenar la compra de dólares a partir de gastos en el extranjero en el marco de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Gabriela Cerrutti dijo que es “temporal”. No sabemos por cuánto tiempo.
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