El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, encabezó este miércoles la tradicional misa por el Día de San Cayetano en el santuario de Liniers y aprovechó su homilía para lanzar un mensaje cargado de críticas hacia el Gobierno nacional y la administración porteña. En un tono firme, pero pastoral, el líder eclesiástico reclamó políticas públicas que generen empleo digno, contención para los más vulnerables y una urgente baja en el nivel de confrontación social. “Así como bajó la inflación, que es el impuesto de los pobres, también le pedimos a San Cayetano que interceda por nosotros para que nos comprometamos a bajar los niveles de agresión, de indiferencia, del individualismo, de crueldad”, expresó.
En sintonía con el pedido de “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo” que movilizó a movimientos sociales, sindicatos e intendentes hacia Plaza de Mayo, García Cuerva puso el eje en la necesidad de revalorizar el trabajo como herramienta de inclusión. “El trabajo es un gran ordenador social, dignifica a las personas”, sostuvo ante cientos de fieles que se acercaron con herramientas para bendecir. Y remarcó: “Como Iglesia, valoramos todas las formas de trabajo: el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas”.
Un llamado a la dignidad y al fin del odio
El arzobispo también dirigió un mensaje concreto hacia los funcionarios. “Somos custodios de los más pobres, de los más débiles, de los ancianos que siguen esperando una jubilación digna. Somos custodios de las personas con discapacidad y los enfermos”, dijo. Y pidió a los dirigentes “sentarse a una misma mesa para pensar juntos, generar consensos, dialogar, llorar nuestros fracasos sin buscar culpables y celebrar los logros sin querer figurar”.
Sin mencionarlo directamente, cuestionó la reciente decisión del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, de sancionar a quienes buscan comida en la basura: “No podemos desentendernos de los que revuelven los tachos buscando algo para comer. No lo hacen porque les gusta, lo hacen por necesidad”. De ese modo, el arzobispo se sumó a las voces que repudiaron la medida, visibilizando su impacto sobre los sectores más postergados.
García Cuerva retomó también palabras del Papa Francisco para reforzar su mensaje: “Lo que te da dignidad es ganar el pan, y si nosotros no damos a nuestra gente la capacidad de ganar el pan, eso es una injusticia social”. Y advirtió sobre las consecuencias de la desocupación: “Muchos jóvenes, muchos padres y madres viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente. Viven al día y muchas veces la búsqueda se vuelve tan dramática que los lleva a perder toda esperanza y deseo de vida”.
En el cierre de su mensaje, el arzobispo apeló a la unidad y la empatía: “La Casa del Padre también es hogar de fraternidad porque Él no quiere que nadie quede afuera. Quiere que se reconozcan hermanos responsables unos de otros”. Y convocó a todos los presentes a repetir en voz alta: “Con San Cayetano, todos hermanos”, como gesto final de un llamado a la reconciliación.
Con estas palabras, la Iglesia volvió a marcarle la cancha al gobierno de Javier Milei, reforzando su compromiso con los sectores más castigados por la crisis social y cuestionando tanto las políticas de exclusión como el clima de violencia simbólica que domina el escenario público.