“Hoy abrís la persiana y ya perdés plata”. La frase la dice Cristian Loureiro, representante de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) , y esconde una realidad que se expande en silencio por todo el país. En diálogo con el móvil de Infocielo, explicó que la situación actual del rubro es crítica: la caída de las ventas, el aumento de costos fijos como tarifas e impuestos y la pérdida de rentabilidad están empujando al cierre de miles de locales. “Cada semana se baja una persiana más”, relató.
Según estimaciones recientes de la entidad, en el último año cerraron 16.000 kioscos en todo el país. En muchos casos, la rentabilidad ya es una ilusión, tal como lo evidencia Loureiro en su testimonio
“La venta interanual cayó entre un 10% y un 15%, pero el gasto operativo subió más del 100%. Ese desfasaje nos está liquidando”.
Tarifas impagables y estructura en crisis
Loureiro puso como ejemplo uno de los costos que más se disparó: la luz. “Antes pagábamos 17.000 pesos. Ahora, 450.000. Es un gasto directo que sale del bolsillo del comerciante”, explicó. La estructura básica para sostener un kiosco incluye además sueldos, cargas sociales e impuestos. Aunque reconoce que los salarios de los empleados “siguen más o menos a la inflación”, muchas veces se reducen los puestos de trabajo para intentar compensar los aumentos.
“No hay fórmulas mágicas. El dueño gana menos plata.
Se trata de sostener el negocio como se pueda, de generar ventas por otras vías como las plataformas o con promociones. Pero la ecuación no cierra”, dijo.
Cuando un chocolate de 150 gramos se vuelve un lujo
El testimonio de Loureiro también refleja los nuevos hábitos de consumo. “Bajó todo lo caro. Un chocolate grande de marca hoy cuesta 9.500 pesos, y uno de kilo 41.000. ¿Quién puede darse ese lujo?”, se preguntó. “La gente mira cuánto le queda en el saldo del Mercado Pago o de la cuenta DNI, y a veces te dicen: ‘No me alcanza’, y a veces estamos hablando de $2.500. Eso te parte el alma”, relató.
Mientras los kioscos tradicionales sufren, las cadenas comerciales avanzan, y se multiplica la informalidad: “Muchos colegas se cansan y se ponen a vender desde una ventana en su casa. No es lo ideal, pero es lo que hay”.
Un modelo que desaparece: “Vamos camino a lo de los almacenes en los 90”
En este contexto, vale destacar que desde UKRA alertan que el modelo del kiosco de barrio está en riesgo de extinción. “Vamos camino a lo que pasó con los almacenes en los 90”, afirmó el vicepresidente de la entidad, Ernesto Acuña. Las estadísticas lo confirman: la venta cayó 40% en comparación con junio del año pasado, y la categoría más golpeada fue la de las bebidas, que concentra el 60% de la facturación. Le siguen golosinas (-23%) y galletitas (-11%).
En ese contexto, los kiosqueros intentan reinventarse: algunos suman rubros como librería o gastronomía, otros optan por delivery y promociones. “La pelea es día a día. Remamos como podemos”, concluyó Loureiro.