Anoche, El Trece estrenó en su prime time “Buenas noches familia”, el nuevo programa de Guido Kaczka, y dejó a más de uno boquiabierto… aunque no necesariamente para bien.
Lo que se promocionó como un ciclo “lleno de juegos, emoción y ternura familiar” terminó siendo uno de los programas más improvisados y caóticos que se hayan visto en años en la televisión abierta.
UNA CADENA DE ERRORES Y CAOS
Desde el vamos, el envío pareció sacado de la TV de los años 50 o 60, cuando todo era en vivo, sin demasiada producción y dependía del carisma (o la supervivencia) del conductor.
Y si bien Guido, con la “escuela Sofovich” tiene experiencia y simpatía para pilotear momentos sueltos, quedó clarísimo que eso solo no alcanza cuando tiene que remar cada consigna, explicar reglas confusas o decidir quién gana y quién pierde sobre la marcha.
El segmento más comentado (y también el más bizarro) fue el de los perros que debían hacer pis o caca en cámara para que sus dueños ganaran plata.
Apenas comenzó, ingresó Pepino, el primer perrito en participar, mientras su dueña advertía que “hacía mucho pis”. Dicho y hecho: el perro entró y meó un tremendo chorro en vivo, lo que desató gritos y $100.000 de premio. Eso sí: si en lugar de pis hubiera hecho caca, el premio se disparaba a un millón de pesos (wtf).
La insólita propuesta hizo estallar las redes sociales, con comentarios entre el asombro, la risa y la indignación, sobre todo por estar viendo a un perro mear en pleno horario de la cena.
UN JUEGO INSÓLITAMENTE IMPRECISO
Pero el del perro meando no fue el único momento desconcertante. Otro juego consistía en golpear un gigantesco bombo justo en el instante exacto en que empezaba el estribillo de un tema de Whitney Houston.
El problema es que la “precisión” debía corroborarse a oído limpio, sin ayuda técnica, lo que obligaba a repetir la escena entre tres y cinco veces para chequear si el golpe había sido en el segundo exacto o unas décimas antes o después. Todo mientras Guido iba y venía detrás de una cortina buscando a los participantes, porque ni asistentes en piso parecía tener.
Para sumar rareza, también hubo un segmento con participantes “jóvenes y musculosos” golpeando una “pera” de boxeo, mientras Guido y Nico Vázquez (invitado de la noche y actual protagonista teatral de la obra “Rocky”) se dedicaban a tocarles los músculos y elogiar sus físicos una y otra vez, en una dinámica más digna de un sketch humorístico que de un concurso de entretenimiento.
BUEN RATING, DIFÍCILMENTE SOSTENIBLE
El saldo fue un programa desordenado, lleno de baches, largos minutos de incertidumbre sobre las reglas de los juegos y la sensación permanente de estar improvisando todo sobre la marcha.
El ciclo promedió cerca de 8 puntos de rating, subiendo un poco el piso que venía dejando El Trece en esa franja, aunque lejos de Telefé.
Sin embargo, el clima en redes sociales fue lapidario: muchos calificaron al show como “un delirio sin sentido” o “una vergüenza”, y auguraron una caída estrepitosa de audiencia una vez pasada la curiosidad de la primera emisión.
Con perros meando y propuestas inverosímiles, “Buenas noches familia” fue más un caos televisivo que un programa sólido de prime time. Si El Trece no ajusta pronto producción, juegos y dinámica, será difícil que logre sostener la atención del público… y mucho menos la “dignidad” del horario central.