El humo del tabaco deteriora varios componentes de los mecanismos de defensa del aparato respiratorio, generando alteraciones que favorecen la aparición de infecciones respiratorias bacterianas o virales. Las personas que fuman presentan no sólo una mayor incidencia sino manifestaciones más graves de infecciones respiratorias como influenza, neumonías y tuberculosis, convirtiéndose en importantes causas de enfermedad y muerte en este grupo poblacional.
En el brote de MERS–Cov (Síndrome Coronavirus Respiratorio del Mediano Oriente) del 2012, se identificó al consumo de tabaco como un factor vinculante a la hora de padecer la infección. Entonces es probable que los fumadores tengan una mayor susceptibilidad a infectarse también por SARS-Cov-2, o de padecer la enfermedad COVID-19 con mayor severidad.
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Por otra parte, el uso de sistemas electrónicos de administración de nicotina (conocidos como cigarrillos electrónicos, e-cigs o vapeadores), exponen a los usuarios a partículas y a tóxicos, que generan alteraciones en los mecanismos de defensa respiratoria similares a las producidas por el tabaco combustible. Los mismos efectos se ven potenciados por productos de tabaco calentado, la exposición “pasiva” al humo del tabaco, la contaminación atmosférica y de interiores por combustibles sólidos (humo de leña) , entre otros.
¿Tienen las personas que fuman una evolución más severa o peor pronóstico si adquieren COVID-19?
En el reporte Características clínicas de la enfermedad por coronavirus 2019 en China, sobre un total de 1099 pacientes con COVID-19 en el que se evaluaron la severidad de los síntomas y una variable de resultado compuesta (ingreso a Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), necesidad de ventilación mecánica o muerte) la condición de ser un fumador actual se asoció con síntomas severos y mostró resultados estadísticamente significativos (16.9% vs 11,8%) y con peor desenlace (25,8% vs 11,8%).
A propósito, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el consumo de tabaco aumenta drásticamente el riesgo de muchos problemas de salud graves, incluidos problemas respiratorios (como cáncer de pulmón, tuberculosis y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica – EPOC) y enfermedades cardiovasculares. Si bien esto significa que siempre es la mejor decisión individual de dejar de fumar: la cesación tabáquica puede ser especialmente importante para prevenir la infección por SARS-Cov-2 o evitar complicaciones de COVID-19.
Recomendaciones de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria:
- Advertir a la población en general sobre el mayor riesgo de infectarse con SARS-Cov-19 si fuman y /o vapean en tiempos de pandemia.
- Advertir a las personas fumadoras que tienen un mayor riesgo, no sólo de contraer COVID-19 sino de tener un peor pronóstico en caso de poseer la enfermedad.
- Enfatizar la importancia de dejar de fumar y promover, en la medida de lo posible, el uso de los recursos disponibles para asistir y acompañar a los fumadores en ese objetivo.
- Desalentar fuertemente el uso de pipas de agua, el uso de sistemas electrónicos de administración de nicotina (cigarrillos electrónicos o vapeadores) y otros productos de tabaco calentados ya que pueden actuar como fuentes para diseminar la infección, además del daño que ocasiona su uso.
- Enfatizar, la importancia de mantener todos los ambientes, públicos y privados, 100% libres de humo de tabaco respetando la decisión del que elige no fumar.
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