Como cada año, aunque esta vez de forma virtual debido a la pandemia de coronavirus, octubre llega con la Fiesta del Alcaucil de La Plata, un clásico bonaerense protagonizado el aclamado alimento que encontró en el cordón hortícola de la ciudad las características climáticas ideales para desarrollarse.
“Goza de un gran prestigio entre los mejores chefs de país y se cultiva a partir de métodos transmitidos de una generación a otra dentro de las familias italianas”, remarcaron desde el área de Turismo provincial acerca del fruto que a partir de mañana será la materia prima de decenas de preparaciones y actividades en el marco del festejo.
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El evento online comenzará este 3 de octubre y se extenderá hasta el sábado 31 en la cuenta de Instagram de Alcachofas Platenses y el perfil de Twitter @AlcaucilesLP. Las actividades tendrán como eje un recorrido por el Camino del Alcaucil Platense: todos los sábados habrá una “parada” distinta para tratar temáticas específicas sobre su cultivo.
“Cada propuesta comenzará a las 11:00 con experiencias de cosecha y continuará a las 14:00 con la difusión y derribo de mitos en torno de las alcachofas”, detallan los organizadores de la Fiesta del Alcaucil. Un ejemplo de esto, explican, es que solo se come el corazón. A las 16:00, en tanto, se compartirán consejos para la conservación del producto, mientras que a las 19:00 se harán recetas de cocina saludable, platos gourmet y preparaciones fáciles, económicas y prácticas.
Además, según explicó la integrante de Alcachofas Platenses Adriana Riccetti, durante la fiesta se comercializará una caja con alcauciles blancos, violetas o mini alcauciles, una botella del aperitivo Cynar y un escabeche de alcaucil. El grupo también venderá alcauciles frescos a través del link del formulario que publicarán en el perfil de sus cuentas y habrá puntos de distribución en distintos barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y comercios de La Plata.
Alcaucil platense
El alcaucil y sus técnicas de cultivo llegaron a La Plata de la mano de inmigrantes italianos que se instalaron en Arana, Abasto y Etcheverry en la década del cuarenta. Allí trabajaron en sus quintas y huertas, transformando a la zona en una de las áreas hortícolas más destacadas del país.
En 2016, las alcachofas platenses recibieron el Sello de Indicación Geográfica, una distinción que protege la producción y la calidad del producto de acuerdo a sus características, la región en la que se cultiva, las cualidades del suelo, las condiciones climáticas, su historia y sus métodos de cuidado.
“Los principales chefs de la Argentina vienen a buscar los alcauciles a La Plata”, destacó el experto en cocina platense Diego Cortes, quien desde hace seis años trabaja junto a Riccetti para darle “una identidad más gastronómica” a la Fiesta del Alcaucil y otorgarle mayor protagonismo al fruto.
Además, resaltó que “el alcaucil es muy versátil” y recomendó hervirlo completo y aprovecharlo en su totalidad. Un clásico es comer las brácteas, parte superficial de la alcachofa, con aceite y limón. También se puede trocear el corazón e incluirlo en salsas, tortillas y rellenos, y hasta elaborar láminas de alcaucil fritas, acompañadas con alguna salsa, como opción saludable de aperitivo.
Una de las elaboraciones de Cortes es la pizza de salsa pomodoro, ajo, pimientos asados, alcaparras, albahaca, olivas negras y alcauciles. Según el especialista, “el complejo y dual sabor del alcaucil con su ácido y cierto dulzor” invita además a la preparación de postres como tallitos en almíbar, flan y mousse de alcachofas con bizcocho de mandarina.
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