“El mejor lugar del mundo”: estas palabras utilizó el gran escritor argentino Adolfo Bioy Casares para definir a Pardo, un pequeño pueblo del partido de Las Flores, provincia de Buenos Aires, que se ubica 215 kilómetros de la ciudad de La Plata. Actualmente, Pardo ofrece una propuesta turística rural y sustentable, en un agradable entorno natural.
Para llegar a Pardo hay que tomar la Ruta 3 desde Las Flores, hacer 40 kilómetros hasta su acceso, donde tras 2,5 kilómetros se encuentra este lugar de gran riqueza natural y cultural. De solo cinco manzanas se compone su centro. “Los Pinos”, “Las Acacias”, “Los Plátanos”, “Las Palmeras” y “Los Cipreses” son los nombres que llevan sus callecitas, en representación a la flora local. El último censo arrojó que menos de 200 personas lo habitan.
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La historia de Pardo comienza hace 193 años. En 1829, bajo una Ley de Tierras dictada por Rivadavia, Lino Pardo, uno de sus primeros pobladores, recibió grandes extensiones de campo. Tiempo más tarde, Pardo alquiló y, después, vendió a Juan Bautista Bioy, abuelo del célebre escritor, las tierras que hoy pertenecen a la Estancia Rincón Viejo. En 1835, Juan Bautista construyó una pulpería a la vera de la actual Ruta 3.
Cuatro años más tarde, se creó el partido de Flores y estas tierras constituyeron la Sección 4. Casi 30 años después, en este lugar Juan Bautista Bioy tendió el primer alambrado del distrito y lo llamo, sin mucha originalidad en el nombre, “El Alambrado”.
En 1876, llegó el Ferrocarril del Sud, con el tramo Las Flores-Azul, finalmente inaugurándose la estación Pardo, lo cual marcó un antes y un después en la vida del pueblo. Con la intención de apostar a su crecimiento, Bioy creó una la proveeduría “El Sauce”, donde actualmente funciona el hotel “Casa Bioy”.
Cerca de diez años más tardó en funcionar la primera escuela, la número 7, que fue denominada “1° de Mayo”. El 8 de septiembre de 1892 se colocó la piedra fundacional de la Capilla el Perpetuo Socorro de Pardo, donada por Bioy. En las décadas siguientes, se inauguró una nueva escuela y el Club Unión Deportiva.
La caída de Pardo, como la de otros poblados del interior de la provincia de Buenos Aires, llegó cuando el ferrocarril dejó de parar en su estación, entre 1960 y 1980. En su mejor momento, esta localidad alcanzó los 3.500 habitantes. Sin embargo, jamás perdió su encanto, solo hubo que esperar casi treinta años más para que este pueblo encuentre un mejor rumbo como uno de los sitios turísticos más atractivos de la provincia.
El mejor lugar del mundo
No hay dudas que en Pardo se respira literatura, ya que allí Adolfo Bioy Casares vivió seis años y escribió en la Estancia Rincón Viejo la novela que le dio reconocimiento mundial: “La invención de Morel”.
Asimismo, Pardo registró el paso de la escritora Silvina Ocampo, esposa de Bioy Casares, y de uno de los mejores autores de la literatura argentina y amigo de este, Jorge Luis Borges. En 1940, Casares y Ocampo se casaron en estas tierras, bajo el padrinazgo de Borges. A su vez, la escritora Alicia Jurado pasó sus primeros años de vida por este lugar.
El encanto y la tranquilidad de este pequeño poblado sirvieron de inspiración y escenario de muchas de las obras de Bioy Casares, como, por ejemplo, cuando lo nombra en el relato “Encuentro con Rauch”. “El jueves, a las ocho en punto de la mañana, debía presentarme en la estancia de don Juan Pees, en la zona de Pardo, para dejar concluida una venta de hacienda”, expresa el texto.
Un vecino de Pardo, César Lámaro, es dueño de cuatro almacenes: La Fe, Lo de Clarita, Lo de Lucrecia y Lo de Lámaro. Según contó César, en este último se reunían Bioy Casares, Silvina Ocampo y Borges durante los veranos.
Es indudable que el corazón de Pardo es Bioy Casares y su obra. Actualmente, en este lugar se encuentra el Museo Adolfo Bioy Casares, donde se exhiben objetos de gran valor histórico, como la máquina de escribir con la cual creó “La invención de Morel”.
Un pueblo rural que llama a los turistas
En 2015, Pardo fue declarado de Interés Turístico Provincial, dentro del programa “Pueblos Turísticos Bonaerenses”. Gracias a ello, sus habitantes crearon distintos emprendimientos para ofrecer a los turistas.
En este marco, también surge “Pardo Auténtico”, un proyecto de turismo rural comunitario, en el cual trabajan en conjunto los emprendedores turísticos y la Secretaría de Cultura y Turismo de las Flores.
Además, dentro de las propuestas, los visitantes pueden conocer de la capilla Nuestra Señora del Socorro, la biblioteca y Museo Adolfo Bioy Casares y el club Unión Deportiva. Asimismo, los turistas pueden disfrutar de la gastronomía local a través de los distintos almacenes y restaurantes.
Quienes estén interesados en pasar unos días en Pardo, pueden alojarse en el Hotel y Restaurante Casa Bioy, construido por el abuelo del escritor. A su vez, dos vecinos, Stella y Guillermo, brindan su hogar para hospedar hasta cuatro pasajeros. Allí también podrán degustar de sus dulces artesanales.
Desde 2016, se realiza la Fiesta del Lechón de Campo, que se lleva a cabo el primero o segundo domingo de noviembre. En febrero, se desarrollan los carnavales organizados por el Club Unión Deportiva.
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