Si Alejandro Orfila señaló que en el primer tiempo del triunfo ante Independiente su Gimnasia mostró “una evolución muy importante”, el deté lo hizo comprendiendo algunos parámetros futbolísticos que llevaron a rendir al equipo por encima de los estándares habituales. Elevando su propia vara de exigencia y revelando de lo que es capaz si el modelo se profundiza.
No siempre para mejorar hay que cambiar. Pese al arranque irregular, Chano decidió sostener el sistema porque le tenía “mucha confianza”. Y la fe lo recompensó en el primer triunfo en el Clausura, ante Independiente en el Bosque. Con métricas que avalan ese progreso.
En esa línea, más allá del dominio de la posesión por parte del equipo de Julio Vaccari (un marcado 76% vs 24%), fue Gimnasia quien generó las acciones más claras: tuvo cinco ocasiones manifiestas de gol (contra una del rival) y en el índice de goles esperados (xG, que mide las probabilidades de convertir según la eficiencia de los ataques) terminó por encima de su adversario: 1,31 versus 0,87.
Dentro de ese contexto, logró marcar su primer gol en el campeonato: el cabezazo de Gastón Suso, capitán y líder espiritual de GELP, cortó un cero de 224 minutos y reseteó un cronómetro que -por lo que se vio- promete no estirar sus cifras de sequía a tantos partidos.
Esa falta de eficacia, no obstante, fue compensada por una sólida estructura defensiva que volvió a terminar con la valla invicta, tal como ocurrió en el 0-0 ante San Lorenzo. Y eso también habla de lo colectivo.
Un punto alto: la intensidad defensiva
La clave estuvo en la intensidad. Gimnasia ganó el 59% de los duelos individuales (60% en el suelo y 54% en el juego aéreo), tuvo más recuperaciones (42 contra 40), más intercepciones (10 contra 8) y muchísimos más despejes (45 a 14).
Además, el arquero Nelson Insfrán fue determinante otra vez, con tres atajadas para salvar su arco en un contexto en el que sus compañeros contribuyeron para que no tuviera que ser figura excluyente.A pesar de haber tenido menos la pelota, el equipo fue vertical, directo y punzante.
Si bien mantuvo una baja tasa de toques en el área adversaria (13) en relación a los de Independiente (31) generó mucho más peligro, con más profundidad (un pase filtrado contra ninguno del Rojo) y varias llegadas francas.
Tres de ellas terminaron, de hecho, con remates en los postes: una de Jeremías Merlo, otra de Marcelo Torres y una tercera de Norberto Briasco. Y cuando tuvo que resistir, lo hizo con eficacia: ganó el 63% de los tackles totales y bloqueó el juego interno del rival.
Un paquete de datos que hacia adelante ilusiona a un Gimnasia que necesita sostenerse en este nivel para poder salir de la zona baja de la tabla y aspirar a objetuvos superadores. El camino, por fin, parece trazado.