Gradualmente, y a medida que se acerca el año electoral, María Eugenia Vidal parece ir ensayando su reaparición en la arena pública. La exgobernadora parece llamada a ser la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales de Juntos por el Cambio y para eso sentó una posición firme respecto de la reforma judicial.
“No hay negociaciones ni acuerdos posibles”, advirtió, alineada con lo que viene marcando el expresidente Mauricio Macri, que pierde centralidad en el armado que supo capiteanear a medida que radicaliza sus posturas opositoras a la administración de Alberto Fernández.
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Vidal ddescartó de plano la posibilidad de cualquier diálogo al respecto: “No vamos a negociar lo que creemos. No hay un solo dirigente de Juntos por el Cambio que crea que hay que dialogar sobre esta reforma. Están en juego valores fundamentales que defendemos”, sostuvo, durante su exposición en el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF).
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La exmandataria bonaerense valoró las manifestaciones contra el Gobierno que hubo en las últimas semanas. Remarcó que ve “en forma positiva a una sociedad movilizada, que le pone límites a la política”.
¿Se trató de un movimiento calculado de Vidal, para posicionarse dentro de una furiosa interna del PRO? Ella misma pareció dar alguna pista al respecto: “Que me califiquen de blanda me sorprende, es un lugar poco recorrido por mi”, señaló.
En todo caso, hasta ahora parece un juego a dos puntas. Ayer, durante su participación en el ciclo “Política en vivo: conversaciones para pensar el hoy”, que conduce el diputado nacional de Juntos por el Cambio, Fabio Quetglas, había mostrado un perfil distinto, con pinceladas de autocrítica.
“Nos habíamos empezado a alejar de la gente, a tomar distancia”, reconoció la ex Gobernadora al buscar las causas de la derrota el año pasado. “Hay una parte de nosotros que dejó de escuchar. Fue en los últimos dos años. Sobre todo después de las elecciones de 2017”, indicó. Y le apuntó a dos conflictos sin resolver: el que sostuvo con los docentes, que según ella “fue muy largo. Podríamos haber encontrado un mejor camino de diálogo con los sindicatos docentes”, reconoció; y el de las cárceles bonaerenses. Si bien señaló que realizaron mejoras, aceptó que “no fueron suficientes. Es una situación que se vuelve cada vez más difícil. Es un problema histórico y cada vez más grave”.
Con el apoyo total de Juntos por el Cambio, su imagen positiva, y el desgaste del oficialismo producto de la crisis económica que se agravó por la pandemia de Covid-19, Vidal se ve con chances. “La pregunta no es solo si podemos volver a ganar, sino si podemos hacer un buen gobierno”, lanzó, y le paró la oreja al oficialismo cuando apuntó al consenso “se necesita más que el 50% de los votos. Hay que gobernar con otros”. ¿Habrá una ampliación del frente de Juntos por el Cambio?
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