El candidato a diputado provincial por el espacio Hechos, Manuel Passaglia, lanzó en las últimas horas fuertes declaraciones contra las candidaturas testimoniales, cuestionando a los dirigentes que se presentan sin intención de asumir sus bancas. “Si no van a asumir, que renuncien a sus cargos actuales. Ahí les empiezo a creer”, sentenció.
Sin embargo, la historia personal y familiar de Manuel Passaglia lo deja mal parado frente a sus propias palabras. Es que el apellido Passaglia lleva más de dos décadas ocupando cargos públicos, con permutas de puestos, licencias, reelecciones y rotaciones entre hermanos y padre. La estructura política de San Nicolás, su ciudad natal, está marcada por la presencia constante del clan familiar en el Estado.
UN APELLIDO CON HISTORIA EN EL PODER NICOLEÑO
El primero en llegar al poder fue Ismael Passaglia, padre de Manuel, que fue intendente de San Nicolás durante dos mandatos consecutivos, entre 2011 y 2017, y antes de eso había ocupado cargos como director del Instituto de la Vivienda bonaerense, además de haber sido diputado provincial por el PJ en la década del noventa.
En 2017, cuando Ismael Passaglia dejó la intendencia para asumir como funcionario de María Eugenia Vidal en el gobierno provincial, su hijo Manuel Passaglia asumió el cargo en su reemplazo, tras pedir una licencia como concejal, para ocupar luego la intendencia durante seis años, siendo reelecto en 2019.
Durante ese período, Santiago Passaglia, hermano de Manuel, también fue electo diputado provincial, ocupando cargos en la Legislatura sin interrupciones desde 2017 hasta la actualidad. Como si fuera poco, Santiago también pidió licencias para cubrir funciones dentro del esquema familiar de poder, consolidando así una dinastía política con base en San Nicolás. Hoy es el intendente de la ciudad con licencia en la Legislatura.
LICENCIAS CRUZADAS Y MANEJO DINÁSTICO
A lo largo de los últimos años, los Passaglia han aplicado una lógica de rotación de cargos, pidiendo licencias, pasando de la Legislatura al Ejecutivo y viceversa, sin dejar nunca el esquema estatal. Esta dinámica choca de frente con el discurso anticasta que Manuel Passaglia intenta sostener públicamente.
El propio Manuel, al lanzar su candidatura en la Segunda Sección Electoral, se mostró como una alternativa a la vieja política, pero omitió mencionar que su familia lleva más de 20 años ocupando cargos públicos de forma ininterrumpida, primero desde el peronismo y luego desde Cambiemos o el vecinalismo.
“No importa a quién vote la gente, el resultado siempre es el mismo”, dijo en un reportaje reciente. Pero en San Nicolás, el resultado sí ha sido el mismo: un Passaglia al frente de la gestión, desde hace más de una década.
¿NUEVA POLÍTICA O ESTRUCTURA HEREDADA?
El discurso contra las candidaturas testimoniales y la “vieja política” se vuelve frágil cuando se lo contrasta con la historia familiar. “Vamos a ir por la Gobernación de la Provincia porque es la única forma de hacer cambios reales”, aseguró. Pero lo cierto es que la marca Passaglia ha sido protagonista del esquema tradicional que dice combatir.
El uso de licencias para asumir otros cargos, la permanencia en estructuras de poder y la repetición de apellidos en las boletas generan dudas legítimas sobre la coherencia entre el decir y el hacer. Lo que Manuel Passaglia critica en sus adversarios, su familia lo ha practicado sin pudor durante años.
En definitiva, la familia Passaglia representa una contradicción constante entre el discurso de renovación y el ejercicio real del poder. Y mientras Manuel busca posicionarse como una cara nueva, el peso del apellido y las prácticas heredadas lo atan al sistema que pretende cuestionar.